Una encuesta de 2023 reveló que el 63% de los estadounidenses ve con buenos ojos a JPMorgan, y que el 55% está satisfecho con el trabajo de Jamie Dimon, su CEO. Los que los apoyan argumentan que JPMorgan es una empresa sólida y bien gestionada, que ofrece servicios financieros de calidad a millones de clientes. También destacan su compromiso con la diversidad y la inclusión, y el respeto y el valor que dan a sus empleados y a la sociedad.
Por otro lado, alaban a Dimon como un líder fuerte y eficaz, que ha sabido superar las disaster y mantener a JPMorgan en la cima del sector financiero. Además, lo consideran un líder visionario y generoso, que tiene una visión clara del futuro y que comparte sus beneficios con los accionistas y con las causas sociales.
Pero no todos piensan igual. La misma encuesta mostró que el 27% de los estadounidenses tiene una mala imagen de JPMorgan, y que el 35% no aprueba la gestión de Dimon. Los que los critican argumentan que JPMorgan es una empresa demasiado grande y poderosa, que abusa de su posición dominante y que pone en riesgo la estabilidad del sistema financiero. También señalan su irresponsabilidad y su corrupción, y su participación en la disaster de 2008 y en los rescates públicos.
Por otro lado, reprochan a Dimon su agresividad y su codicia, y su falta de preocupación por los clientes y por la sociedad. Además, lo acusan de ser arrogante y deshonesto, y de creerse por encima de la ley y de ocultar sus malas prácticas y sus escándalos.
Resulta que el señor Dimon el otro día dio un discurso en el que nos puso los pelos de punta. Al parecer, él cree que se avecina una recesión, y que tenemos que estar preparados para lo peor.
¿Y por qué dice eso? Pues porque la inflación todavía está por las nubes, y eso significa que todo es más caro, desde el pan hasta la gasolina. Y si la inflación sigue subiendo, los bancos centrales tendrán que subir los tipos de interés, y eso hará que sea más difícil pedir prestado y pagar las deudas. Y si la gente no puede gastar ni invertir, la economía se frena y entra en recesión.
¿Y de quién es la culpa de todo esto? Pues según Dimon, de los gobiernos que se han pasado de la raya con las medidas de estímulo y la impresión de dinero durante la pandemia de COVID-19. Dimon dice que eso ha sido como inyectarnos “drogas directamente en nuestro sistema”, que nos han dado un subidón económico que ahora se está desvaneciendo.
Pero eso no es todo. Dimon también dice que hay otros factores que pueden complicar aún más las cosas. Por ejemplo, los conflictos geopolíticos en Ucrania, Israel y Gaza, que pueden afectar al suministro de energía y alimentos, al comercio y a las relaciones internacionales. Dimon incluso habla de “chantaje nuclear” como una posible consecuencia.
También dice que los gobiernos necesitan más recursos financieros para afrontar iniciativas como la economía verde, la remilitarización y la solución de las disaster energéticas. Pero que eso también puede contribuir a la inflación.
Claro que Dimon no es el único que piensa así. En entrevistas anteriores, ha sugerido que la Reserva Federal podría seguir subiendo los tipos de interés, quizás hasta un 1.5% más, hasta el 7%.
¿Por qué deberíamos escuchar a Jamie Dimon? Bueno, en common, Jamie Dimon es considerado un buen pronosticador económico. Sus pronósticos han sido acertados en el pasado, y ha sido elogiado por su capacidad para comprender las tendencias económicas y sus implicaciones para el mercado.
Dimon tiene un don para predecir el futuro económico. Ya en 2007, antes de que estallara la crisis financiera, Dimon avisó a sus accionistas de que se avecinaba una recesión. Y acertó. Su banco fue uno de los pocos que sobrevivió a la tormenta, gracias a que Dimon tomó medidas preventivas.
Desde entonces, Dimon ha seguido acertando con sus pronósticos. En 2020, dijo que la pandemia de COVID-19 provocaría una recesión mundial. Y acertó. En 2022, dijo que la economía estadounidense se estancaría, Y parece que va camino de acertar.
¿Y cuál es el secreto de Dimon para ver el futuro? Pues según él, hay que estar preparados para lo peor.
En fin, Jamie Dimon nos ha dado una advertencia severa que sirve como una llamada de atención para la industria financiera, instando a estar preparados ante la creciente inflación y la inminente posibilidad de una recesión.
La recesión es como el lobo del cuento de Pedro. Unos dicen que viene, otros dicen que no. El tiempo pasa y no se ve ni el pelo. ¿Será que se ha perdido en el bosque o que se ha quedado dormido?
Hay tres posibles escenarios para la economía: que aterrice suavemente (softlanding), que se estrelle (hardlanding) o que siga volando (no landing). Cada uno tiene sus ventajas y sus riesgos, pero nadie sabe con certeza cuál se va a dar.
La Reserva Federal (Fed) dice que la batalla contra la inflación no ha terminado y que puede segluir subiendo los intereses si los precios no bajan. Pero el mercado le dice que se tranquilice, que la inflación es pasajera y que pronto podrá bajar los intereses y hacer feliz a todo el mundo.
¿Quién tiene la razón? ¿El pastor que grita lobo o el pueblo que no le cree? Lo cierto es que nadie lo sabe. La economía es una ciencia inexacta, llena de sorpresas y de imprevistos. Lo mejor que podemos hacer es estar preparados para cualquier eventualidad y no dejarnos llevar por el pánico ni por la euforia. Y recordar que el lobo, tarde o temprano, puede aparecer.
En mi opinión, todo depende de la inflación. ¿Subirá o bajará? La Fed tiene el poder de subir o bajar los tipos de interés y de imprimir más o menos billetes verdes. ¿Y cómo lo hace? Pues según los datos que recibe, que le indican si la economía está creciendo demasiado rápido o demasiado lento. ¿Es un ente independiente que actúa según su mandato y no se doblega a las presiones políticas o de mercado? Bueno, eso sí que me gustaría creerlo a mí.
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