El poder de Bitcoin para hacer y perder fortunas en muy poco tiempo no tiene comparación en la historia. ¿Pero podrían estar aún por llegar los mayores auges y caídas? Desde enero, el valor de Bitcoin ha experimentado una recuperación notable y ahora vuelve a cotizar en los máximos que alcanzó en 2022 o incluso por encima de ellos. Esto es aún más noteworthy dado que su recuperación coincidió con el juicio y la eventual condena y encarcelamiento de Sam. Bankman-Fried, quien, tras el colapso de su intercambio de criptomonedas FTX, ahora se encuentra en una nueva empresa: intercambiar granos de arroz con sus compañeros de prisión en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn. Para sus clientes, Bitcoin se convirtió en la estafa que muchos de los críticos de la criptomoneda temían que fuera. Entonces, ¿por qué alguien quiere comprarlo ahora?
La respuesta, al parecer, es algo llamado Grayscale Bitcoin Have confidence in, un fondo cotizado en bolsa que ha hecho que sea mucho más sencillo para los inversores minoristas mantener Bitcoin, o mantenerlo por poder. Grayscale ha estado luchando contra los reguladores durante años por el derecho a ofrecer dicho fondo, y en enero finalmente ganó el caso. ¿Eso es algo bueno? Sí, si lo miramos únicamente desde el punto de vista de nivelar el campo de juego entre los inversores minoristas ordinarios y sus hermanos más sofisticados que saben cómo hacer cosas que nunca se nos ocurrirían a los más conservadores: como descargar un ‘ billetera bitcoin’. Parece un avance bastante menos bueno si se analiza desde el punto de vista del efecto potencial sobre la estabilidad financiera de millones de hogares comunes y corrientes. De hecho, los juegos de azar con Bitcoin se han vuelto algo común. Es como si a una casa de apuestas se le hubiera permitido instalarse en todos los salones del país.
Ya sea que Bitcoin esté subiendo o bajando, o quién lo compre o no, nada altera un hecho básico: que Bitcoin es un clásico juego de suma cero. Un gran número de personas pueden hacer enormes fortunas en papel subiendo el precio, pero no todos pueden realizar esas fortunas, porque si todos venden el precio se desploma a cero. En esa situación, aquellos que se apresuraron a vender se harían ricos a expensas de aquellos que tardaron en vender. Bitcoin no genera ingresos y no tiene valor intrínseco a pesar de toda su astucia, en realidad no es nada más sofisticado que una reinvención tecnológica del esquema Ponzi.
Cuanto más fácil resulta comprar Bitcoin, mayor es el potencial de desastre financiero y de transferencia de riqueza de los crédulos a los veloces. Sin embargo, hasta ahora no ha habido ningún aumento en el precio de Bitcoin como en fases anteriores. El precio de un Bitcoin se disparó desde 26.000 dólares en octubre pasado hasta 73.000 dólares en marzo, pero tras haber establecido un nuevo máximo, apenas avanzó. Durante los últimos dos meses ha estado oscilando entre 60.000 y 70.000 dólares. Eso podría dar alguna esperanza de que no tengamos una renovada manía especulativa – aunque no contaría en contra de ello. Bitcoin ya ha logrado lo que los bulbos de tulipán y las acciones de South Sea Corporation no lograron: regresar para una segunda y una tercera burbuja. La capacidad de comprar Bitcoin a través de un fondo cotizado en bolsa aún puede inflar una cuarta parte, con el poder esta vez de destruir la riqueza de un número aún mayor de personas.