El inversor normalmente compra Bitcoin con una expectativa. O sea, compra orientándose en un pronóstico del precio. Bien sabemos que la meta final es comprar lo más “barato” posible para, luego, vender a lo más “caro” posible. Me refiero a que ese es el objetivo habitual de los inversores con metas meramente financieras. En este contexto, el precio importa, e importa bastante.
¿De dónde se sacan los pronósticos sobre el precio de Bitcoin? A modo de ejemplo, presentemos aquí el escenario hipotético de un comprador ingenuo. El comprador ingenuo, por lo general, encuentra orientación en las redes sociales. O sea, sigue algunas cuentas en Twitter. Se suscribe a un par de canales de YouTube. Y comienza a leer las noticias publicadas por los medios informativos del espacio. Este contenido, por lo general, se complementa con el dudoso consejo de algún amigo que “sabe mucho del tema”. Debido a su ojo muy poco entrenado en asuntos financieros, en muy poco tiempo, ese nuevo converso se contagia de la narrativa alcista que se ha construido en torno a Bitcoin. En consecuencia, compra (ilusionado) con altas expectativas.
La abrumadora mayoría de las predicciones del precio leídas por nuestro hipotético comprador han sido seguramente alcistas en extremo. De hecho, compró creyendo fielmente en la validez de esas predicciones. Después de todo, esas predicciones han sido realizadas por los “titanes” de la industria. Estamos hablando de multimillonarios sumamente exitosos con muchísimos seguidores. La comunidad toda emite sentimientos alcistas que contagian de codicia a tirios y troyanos.
Ahora bien, muchos compran en la cima de la ola de este sentimiento alcista. Pero, luego, el precio cae. Mucho dinero se pierde. Y las predicciones no se cumplen. ¿Qué pasó? ¿Por qué los analistas aciertan tan poco?
El comprador más experimentado sabe muy bien que esto es un proceso normal. “Los mercados alcistas nacen del pesimismo, crecen del escepticismo, maduran del optimismo y mueren de la euforia.” La mayoría de los compradores, por lo general, compran muy tarde en el ciclo. Compran contagiados por el optimismo y la euforia. En otras palabras, la mayoría compra en el momento que la minoría más inteligente comienza a vender.
¿Acaso los “titanes” de esta industria nos mienten? No, no son mentiras necesariamente. Se trata más de un conflicto de intereses. En muchos casos, estas predicciones alcistas se hacen para crear entusiasmo. Los CEOs de los exchanges deben ser alcistas, porque su negocio requiere mantener vivo el sentimiento alcista. El panadero quiere vender su pan. El barbero quiere cortar cabello. El bitcoiner quiere subir la demanda. Los titanes, los influencers y los medios de esta industria son partes interesadas. Son más promotores y propagandistas que analistas objetivos.
Los influencers, por ejemplo, quieren incrementar el número de seguidores para obtener algún tipo de ventaja. Quieren encontrar inversionistas para su token o fondo. Quieren aumentar los usuarios de su plataforma. Quieren vender un curso. Quieren conseguir patrocinadores. Quieren donativos. O quieren obtener un trabajo en alguna criptoempresa. Todas estas metas se logran manteniendo el mismo discurso y generando un alto grado de emotividad. La idea es crear contenido de alto impacto. Este contenido debe ser alcista y radical. Y todo debe presentarse en tono confiado. O, dicho de otra manera, ¡Bitcoin a la luna! Un millón de dólares en unos años. 100% seguro. Aquí tenemos un titular que se convertirá en viral al instante.
Este titular es copiado, reproducido, compartido, traducido, reescrito, y difundido por medios, influencers, youtubers y público en general en cuestión de horas de mil maneras. ¿Colocaste la palabra “Bitcoin” en Google? Bueno, esto es lo primero que verás. Todo este sentimiento alcista motiva a muchos. Bueno, porque la promesa de riquezas es algo que siempre motiva bastante. Esta motivación se convierte en inversión. Y esta inversión se convierte en ingresos para medios, exchanges, influencers, e inversores. Esta industria depende de la promoción.
Ahora bien, a estos conflictos de intereses que se presentan constantemente, hay que sumarles otro fenómeno: La idiosincrasia. Lo mismo que ocurre en las religiones, en la politica y en compañías como Herbalife, ocurre con Bitcoin. La comunidad se fanatiza. En este caso, muchos libertarios, anarcocapitalistas y conservadores han escogido a Bitcoin como causa. Entonces, tenemos a una especie de movimiento político revolucionario entrelazado con un Wall Street en esteroides. Esos sesgos ideológicos crean una legión de fanáticos con posturas bastante inflexibles y dogmáticamente alcistas. Se asume que la victoria final es inevitable.
Los conflictos de interés y el sesgo ideológico conspiran para crear un falso sentido de certeza. Se vende la idea que las fuerzas alcistas son eternas e invencibles mientras que las fuerzas bajistas son pequeños reveses pasajeros. La historia está de nuestra parte. La victoria final es nuestra. Y, más temprano que tarde, el viejo orden caerá y se impondrá la utopía libertaria. Y eso no lo podemos dudar. Es seguro. Se trata de una certeza.
Lo cierto es que nada es 100% seguro en el mundo de las inversiones. Los mercados fluctúan. El precio sube. El precio baja. Lo que significa que se puede ganar dinero, pero también se puede perder dinero. Hay oportunidades, pero también hay riesgos.
Predecir el futuro es sumamente difícil. Porque el futuro se conforma de muchos eventos aleatorios. Entonces, a la hora de realizar pronósticos, no es muy sensato hablar en absolutos. Lo más sensato es hablar en términos de probabilidades.
Para pronosticar en torno al precio de Bitcoin, hay que poder estimar la futura demanda. Lo que no es fácil. Sin embargo, se pueden estudiar los patrones del pasado y combinar estos con las tendencias en fintech, los cambios demográficos, las proyecciones económicas y la política monetaria, entre otros factores. Con esto, se puede trazar un estimado aproximado de un posible precio en el futuro. Claro que debemos recordar que la información disponible es muy limitada y hay muchos eventos excepcionales que no se puede anticipar. Por ende, siempre hay que plantearse la posibilidad de que nuestros pronósticos fallen. O sea, hay que tener una gestión de riesgo. Con una buena gestión de riesgo, nuestras finanzas pueden seguir creciendo a pesar de un pronóstico fallido.
Las redes sociales son muy útiles en muchos sentidos. Pero no todo lo que leemos es confiable. Hay mucha basura. De hecho, se podría decir que la gran mayoría de lo que encontramos en las redes es basura. Encontrar un análisis serio y objetivo es como encontrar una aguja en un pajar. ¿Qué podemos hacer? Siempre es sano partir de la duda. Y no ser tan crédulos. No confundir propaganda con educación.
Cierro con una cita de Bertrand Russell: «El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas».
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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