¿Qué tienen en común un prestamista y un prestatario? Pues que ambos quieren dinero, pero por diferentes razones. El prestamista quiere que le devuelvan lo que prestó, con intereses. El prestatario quiere que le presten más, con facilidades. Esta es una relación necesaria, pero a veces muy difícil. Sobre todo, cuando el prestatario no cumple con sus compromisos y pierde credibilidad.
Entonces, el prestamista se enfada y le pone condiciones más duras. O peor aún, le cierra el grifo. Esto es lo que le ha pasado a Argentina con el FMI. Por ser mala paga, ahora tiene que ajustarse el cinturón y hacer reformas impopulares. ¿Qué podemos aprender de esta situación? Pues que es importante honrar los tratos, ser responsables y ponerse en el lugar del otro. Así se evitan problemas y se construye confianza.
¿Te gustaría hacerte rico? ¿Quieres tener más dinero y más libertad? Pues hay una forma muy astuta de conseguirlo: usa los recursos de los demás. Así es, no tienes que tenerlo todo tú. Hay mucha gente que tiene lo que tú necesitas, solo tienes que saber cómo conseguirlo.
Hay una palabra que lo resume todo: trato. Un trato es un acuerdo entre dos o más partes para intercambiar algo de valor. Un trato es la forma más rápida y eficaz de obtener lo que quieres sin tener que producirlo o poseerlo. Un trato es la esencia del negocio y la base de la riqueza.
Pero para hacer un trato hay que tener algo que ofrecer. Y aquí es donde entra tu habilidad y estrategia. No solo puedes ofrecer cosas tangibles como dinero, bienes, servicios o garantías. También puedes ofrecer cosas intangibles como crédito, confianza, influencia o red. Es decir, puedes pedir prestado, prometer, recomendar o conectar.
Por ejemplo, puedes usar una tarjeta de crédito (primer trato) y ponerla como inicial para obtener un crédito hipotecario (segundo trato), comprar un inmueble en descuento (tercer trato), darle a un agente que lo venda (cuarto trato) y luego vender el inmueble (quinto trato) en un monto suficiente que pueda pagar las deudas y las comisiones de todos los tratos y además quedarte con una ganancia. Así has usado los recursos de los demás para aumentar tu riqueza.
Pero ojo, no todo es tan fácil. Hacer tratos tiene sus reglas y sus riesgos. Hay que ser honesto, responsable, respetuoso y cumplidor. No puedes engañar, estafar, abusar o incumplir. Si lo haces, perderás la confianza y el crédito de los demás. Tarde o temprano, te quedarás sin recursos ni riqueza.
Argentina y el FMI son como una pareja que se pelea y se reconcilia todo el tiempo. Se conocieron hace más de 60 años, cuando el país se unió al organismo que supervisa las políticas económicas de sus miembros y les brinda asistencia financiera. Desde entonces, han firmado muchos acuerdos para recibir financiamiento del FMI, pero casi siempre han terminado mal. ¿Por qué? Bueno, por un lado, el FMI suele pedir cosas a cambio que a Argentina no le gustan o le hacen daño, como gastar menos, vender lo que tiene o bajar el sueldo a la gente. Y, por otro lado, Argentina no ha sido el deudor más cumplidor del mundo. Es importante señalar que el FMI no siempre ha sido un factor negativo en la economía argentina. En algunos casos, los préstamos del FMI han ayudado a Argentina a estabilizar su economía y a promover el crecimiento. Por algo, Argentina siempre vuelve a tocar sus puertas.
Ya en el primer acuerdo tuve varias condiciones. Después siguieron otros acuerdos con otros gobiernos, algunos elegidos por la gente y otros por los militares, que buscaban plata para salir de problemas como la inflación, el déficit o la falta de dólares. Algunos ejemplos son los acuerdos en los 70, en los 80, en los 90, en el 2000 y en el 2018. Pero ninguno de estos acuerdos sirvió para arreglar los problemas de fondo de la economía argentina, sino que más bien los empeoró o creó otros nuevos. De hecho, no es raro que los argentinos culpen al FMI de muchas de sus desgracias.
¿Qué pasa ahora? El gobierno genuine ha buscado negociar con el FMI para mejorar los términos del acuerdo. Y en esto obtenido algunas victorias. Pero todavía falta mucho por hacer. El objetivo es lograr mejores tratos que no causen más sufrimiento de lo necesario, sino que ayuden a los argentinos a crecer, a trabajar y a vivir mejor. ¿Podrán los dos llevarse bien y cooperar?
Quiero aclarar que no soy un experto en el caso argentino. Pero eso no me impide dar mi opinión sobre la relación que debemos tener con nuestros acreedores. Me llamó la atención, al investigar para escribir este artículo, que el tono de muchos comentarios es de molestia e incluso agresividad contra el FMI. Con frecuencia, se representa al FMI como el gran villano de esta película. Eso me parece sumamente curioso. ¿No sería más sensato negociar con respeto y buena voluntad?
Todos sabemos que la imagen es importante. Sobre todo, cuando se trata de pedir plata prestada. Todo país que venda sus bonos a inversores internacionales gana mucho en presentarse como cumplidor, serio y responsable. Toda señal de inestabilidad política, hostilidad hacia los inversores extranjeros y divisiones internas espantan capitales.
Imagina a un conocido nuestro que habitualmente tiene problemas con los bancos. Y cada vez que va a renegociar sus deudas, se presenta como la víctima de sus acreedores. ¿Le prestarías dinero? Yo tampoco. Por eso, creo que los países deben cuidar su reputación. No se trata de ser sumisos o entreguistas. Se trata de ser coherentes y confiables. De mostrar que tenemos un approach y que lo vamos a cumplir. De demostrar que somos capaces de pagar lo que debemos y de generar riqueza para todos. Quizás así podríamos conseguir mejores condiciones y más oportunidades.
¿Te gustaría ser un hombre de negocios exitoso? Entonces debes aprender a llevar bien con tus acreedores. Ellos son tus aliados, no tus enemigos. Piensa en ellos como amigos con los que puedes contar en momentos difíciles. No les faltes al respeto ni les hagas esperar por tu pago. Aprecia su confianza y su apoyo. No te pelees con ellos por cualquier cosa. Recuerda que no son unos santos, pero tampoco unos demonios. Son personas como tú, que buscan ganar dinero y hacer crecer sus negocios. Así que trata de mantener una relación cordial y honesta con ellos. Verás que te irá mucho mejor. Y si no me crees, pregúntale a cualquier hombre de negocios que tenga excelentes relaciones con sus acreedores. Te dirá lo mismo que yo.
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