El 21 de noviembre, Binance, el mayor intercambio de criptomonedas del mundo, se declaró culpable de violar las leyes estadounidenses contra el lavado de dinero. Su director ejecutivo ha dimitido y la empresa pagará 4.300 millones de dólares en multas. Si bien la deslumbrante multa está acaparando los titulares, son los detalles del acuerdo los que realmente redefinen la relación entre el gobierno y las criptomonedas.
Las autoridades estadounidenses describen esto como un momento decisivo para el cumplimiento de las criptomonedas con la ley estadounidense. Tienen razón, y las criptomonedas son las únicas culpables. Los creadores de las criptomonedas aspiraban a crear un sistema monetario descentralizado, sin puntos de entrada para la supervisión y vigilancia estatales. Pero la criptoeconomía se ha centralizado cada vez más en torno a bolsas como Binance y Coinbase. Si bien estos intercambios permiten a los clientes almacenar y convertir dinero de una criptomoneda en otra, también brindan al gobierno una gran apertura. Las criptomonedas están siendo domesticadas, ya que sus actores centrales acuerdan implementar las reglas estadounidenses, extendiendo el alcance del gobierno al corazón de la criptoeconomía.
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