En este momento, si analizamos la situación real, el pesimista podría encontrar muchas razones para justificar su postura. Uno podría pensar que los buenos tiempos quedaron atrás y que ahora solo nos queda ver cómo se derrumba todo lo que hemos construido.
Por un lado, tenemos una reversión del proceso de globalización, que nos ha traído tantos beneficios económicos y culturales en las últimas décadas. Por otro lado, tenemos el envejecimiento de la población, que supone un reto para el sistema de pensiones, la salud pública y el mercado de capitales. Además, en lo político, hay movimientos populistas que quieren poner freno a la inmigración, fomentando al mismo tiempo el nacionalismo y el proteccionismo. Todo esto tiene un efecto negativo en la productividad, la liquidez y la inflación. Lo que nos podría llevar a pensar que el panorama venidero no es muy alentador para la valoración de activos financieros, debido a una tendencia purely natural a reducir el riesgo.
¿Qué es más importante: la realidad o la narrativa? Podríamos pensar que la realidad es lo que cuenta, lo que podemos comprobar con hechos y datos. Sin embargo, hay fenómenos que podrían desafiar nuestras suposiciones. En la period de la posverdad y las redes sociales, la narrativa bien vendida es más fuerte que la realidad. La fantasía suele ser más efectiva que la objetividad. La verdad pasó a un segundo plano.
¿Qué es lo que hace que una narrativa sea exitosa? ¿Que sea verdadera o falsa? No, eso no importa mucho. Lo que importa es que sea well-known. Si la narrativa es conveniente, se convierte en fe. Y la fe tiene la capacidad de impulsar compras. Y las compras generan alzas. Justificadas o no, las alzas son alzas. Y lo que comenzó como una fantasía pasa a ser una profecía autocumplida. Lo que crea la ilusión de que los profetas tuvieron la razón desde el principio debido a un acto de clarividencia.
Esta profecía autocumplida incrementa la credulidad de los promotores. O sea, incrementa la fe. Es algo así como que la fe atrae a la gente. Y en la medida que crece la congregación, la fe aumenta debido a que la congregación es cada vez más grande. Porque el grupo encuentra validación en el grupo. Entonces, se puede creer en un unicornio rosado, en Zeus o en un hada mágica. No importa. Es verdad, porque mi tribu dice que es verdad. Y si mi tribu lo dice, ¿quién soy yo para dudar?
Pues resulta que, JP Morgan, uno de los bancos más grandes del mundo, cree que la demanda de bitcoin es fuerte y se mantendrá así hasta el próximo halving, que será en 2024. Según sus analistas, esto podría impulsar un rally significativo de Bitcoin, que podría superar los 100.000 dólares o más.
El halving de Bitcoin es un evento que ocurre cada cuatro años, en el que la recompensa que reciben los mineros por validar las transacciones se reduce a la mitad. Esto hace que haya menos bitcoins nuevos en circulación, lo que aumenta su escasez y, según algunos, su precio. Entonces, se supone que un incremento de la escasez con la misma demanda equivale a alzas.
¿Cómo es que Bitcoin mantiene una relativa estabilidad en su precio, pese a las críticas, las regulaciones y las crisis? Esta es la gran pregunta: ¿Qué explica tanta demanda? Bueno, si miramos los datos, podemos observar que el volumen ha sido bajo. No hay mucho dinero nuevo entrando. Y las instituciones no están presentes. Se podría inferir que los compradores han sido minorías convencidas. Es decir, antiguos bitcoiners que han vuelto motivados por una creencia. Lo que parece una conducta irracional, es una certeza para los creyentes. Se podría afirmar que este éxito se debe a un ejército de tuiteros, redditors y youtubers que trabajan duro y crean contenido promoviendo una narrativa: Bitcoin es el futuro. Y pronto se disparará al cielo. ¿Será realidad o será una ilusión? No lo sabemos. Lo que importa es la popularidad que alcanza la narrativa.
Antes, los que invertían en el mercado financiero se dividían en dos grupos: el dinero tonto y el dinero inteligente. El dinero tonto eran los minoristas, que compraban los activos cuando estaban caras y vendían cuando estaban baratas, perdiendo dinero y beneficiando al dinero inteligente. El dinero inteligente eran los institucionales, que tenían más recursos, información y estrategias para ganar en el mercado. Pero eso ha cambiado con las redes sociales. Ahora, los minoristas pueden comunicarse y organizarse para influir en el mercado. Por ejemplo, pueden hacer una campaña en Reddit y YouTube para promover una acción y hacer que suba su precio. De esta forma, crean un comportamiento de mercado que no tiene nada que ver con los fundamentales y que parece irracional. Pero lo que importa es el precio, y el precio sube. ¿No es sorprendente? ¡Bienvenidos al nuevo mundo de las finanzas!
En la actualidad, la verdad no importa. La gente solo escucha lo que quiere escuchar. Y hay muchos incentivos para simplemente decir lo que complazca a la masa. Porque la popularidad es credibilidad. Lo creíble es tener miles de seguidores en Twitter, YouTube, TikTok o Reddit. Una historia emocionante es una historia de héroes y villanos. De lucha y libertad. De salvación y paraíso.
Los villanos son el Gobierno, los Bancos Centrales, los Expertos, la Prensa, las Grandes Corporaciones, el Dólar y los Progresistas Keynesianos. Ellos quieren controlarte, explotarte, engañarte y robarte. Ellos son el mal.
Los héroes somos nosotros: los Libertarios, los Anarcocapitalistas y los Conservadores. Nosotros queremos emanciparnos monetariamente, escapar del sistema corrupto y opresor, defender nuestros derechos y valores, y vivir en paz y prosperidad. Nosotros somos el bien.
La lucha es por Bitcoin. Bitcoin es la balsa de salvación que nos llevará al paraíso. El paraíso es un mundo donde reina Bitcoin, donde somos ricos sin fin, donde se cumple la Utopía Libertaria, donde se make la Hiperbitcoinización.
Un bitcoiner militante es alguien que se rebela contra el sistema, que asume riesgos y que se identifica con Bitcoin como una forma de vida. Su fuente de información financiera son los tuits y los films de YouTube, donde aprende de los gurús que le prometen que Bitcoin se disparará y que el dólar se hundirá. Cuando comparte su entusiasmo por Bitcoin en las redes sociales, recibe el apoyo y el reconocimiento de otros bitcoiners, que le alientan a seguir propagando su mensaje.
Hasta crea un canal de YouTube, donde muestra cómo piensa y siente la comunidad bitcoin. Y le va bien: gana seguidores, consigue ofertas de trabajo y oportunidades financieras por su trabajo en las redes sociales. Ya se dedica a vender cursos de buying and selling y se cree un experto. Todo lo que tiene se lo debe a una narrativa. Y esa narrativa le llena de esperanza y demanda. ¿Por qué hay tanta demanda pese a los problemas e la incertidumbre? Lo dejó a la reflexión.
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