La minería Bitcoin consiste en resolver problemas matemáticos muy difíciles con computadores muy potentes. ¿Y para qué sirve eso? Pues para validar las transacciones que se hacen con Bitcoin y mantener la seguridad de la purple. Pero hay un problema: este proceso eat mucha energía, tanta que se dice que Bitcoin gasta más electricidad que algunos países enteros. Y eso no es muy bueno para el ambiente, sobre todo, si la electricidad se generate con fuentes que contaminan, como el carbón o el petróleo.
Claro que esto también se aplica a todo lo que take in electricidad, como tu móvil, tu televisor o tu microondas. Pero Bitcoin se lleva la peor parte porque consume mucha electricidad. ¿Es eso justo? ¿Es Bitcoin el villano ecológico? ¿O hay otras formas de ver el asunto?
¿Cuánta electricidad consume World wide web? ¿O cuánta electricidad gastas cada vez que lavas tu ropa? ¿O cuánta energía usan todos los bombillos de todas las casas del mundo? Estas son cosas que damos por sentadas y que nos parecen normales. Pero resulta que todo eso también tiene un impacto ambiental, y quizás más de lo que crees. Sin embargo, nadie se escandaliza por eso, ni se hace campaña para apagar el World-wide-web o dejar de lavar la ropa. Pero cuando se trata de Bitcoin, la cosa cambia.
Resulta que Bitcoin consume mucha electricidad, cierto, y eso lo hace malo, muy malo. ¿Por qué? Pues porque Bitcoin no es una necesidad básica, sino una invención “innecesaria” (para sus críticos) que solo sirve para especular y enriquecerse. Además, Bitcoin se basa en la minería, que es un trabajo que no aporta nada útil, solo eat recursos. Se creó para que sea difícil obtener un BTC. Pero sabemos que se trata de un mecanismo impuesto artificialmente. Así que Bitcoin es el enemigo del planeta, y hay que acabar con él. ¿O no?
¿Te han dicho que Bitcoin es malo para el ambiente? ¿Que contamina más que un país entero? ¿Qué es una amenaza para el futuro del planeta? Bueno, Bitcoin no contamina. Bitcoin es un código. Un código que funciona gracias a una pink de computadoras distribuidas por todo el mundo, que se encargan de validar las transacciones y mantener el sistema. ¿Y qué tiene eso de malo?
Lo que pasa es que esas computadoras consumen mucha electricidad, y esa electricidad se develop a veces con fuentes que no son muy ecológicas. Y eso sí que contamina, y mucho. Pero la culpa no es de Bitcoin, sino de las plantas eléctricas que usan métodos no renovables. Si la electricidad se generara con energía solar, eólica o hidroeléctrica, el problema se reduciría mucho. La electricidad no contamina, la electricidad son átomos girando. Lo que contamina es cómo se generate esa electricidad.
Ahora bien, ¿Bitcoin estás gastando una piscina de agua por transacción? O sea, ¿por nuestra culpa hay gente que se muere de sed? Bueno, no es para tanto. Esa afirmación de que Bitcoin estás gastando una piscina de agua por transacción, en mi opinión, es una exageración.
Es cierto que la minería de Bitcoin eat mucha agua, pero no es que la beban los computadores, sino que la usan para enfriarse. Y es que los computadores que minan Bitcoin trabajan mucho, y se calientan mucho. Y si no los refrescan, se pueden quemar. Así que muchos mineros usan agua para evitar que se estropeen sus máquinas.
Pero eso no significa que cada transacción de Bitcoin consuma una piscina de agua. Esos juegos de números pueden confundir. Los usan para crear una imagen psychological y que tengamos una plan. Pero no se puede tomar muy literalmente.
Según un estudio de la Universidad de Cambridge, la minería de Bitcoin consume al año unos 204.5 millones de metros cúbicos de agua. Eso es más que el consumo de agua de algunos países, como Portugal o Israel, pero menos que el de otros, como España o Francia. Dicho así, parece un consumo de otro mundo. ¿Cuánta agua consume la industria automotriz?
Pero hay soluciones para reducir el impacto de Bitcoin. Como ya sugerí, una es usar energía renovable para la minería, como la photo voltaic, la eólica o la hidroeléctrica. Otra es cambiar el algoritmo de minería por uno que consuma menos energía, como el de prueba de participación.
En definitiva, Bitcoin no es tan malo como lo pintan, ni tan bueno como lo alaban. Es una tecnología innovadora, que tiene sus ventajas y sus desventajas.
La minería no se trata de cavar en la tierra o de usar un pico y una pala. Se trata de resolver problemas con mucho esfuerzo y recursos. Se necesita mucha electricidad y agua para mantener las computadoras funcionando. Además, los problemas se vuelven más difíciles cada vez que se crea un nuevo bloque de transacciones. Esto hace que la minería sea cada vez más costosa y competitiva. Solo los mineros más eficientes y dedicados pueden obtener beneficios. Los demás se quedan con las migajas o se retiran del juego.
La strategy detrás de la minería es que no se pueden hacer bitcoins de la nada, ni copiarlos, ni imprimirlos. Hay que ganárselos con trabajo y recursos. Esto, nos guste o no, tiene un impacto en el planeta. Bitcoin no es la única tecnología que contamina, pero eso no le quita que la minería take in muchos recursos, unos más contaminantes que otros.
¿Qué podemos hacer para que Bitcoin sea más ecológico? Yo diría que la solución es invertir en métodos limpios que sean más baratos que los métodos más sucios. Y diseñar sistemas de enfriamiento más eficientes. Así podríamos minar bitcoins sin quemar el planeta. ¿No sería genial?
Claro que sí. Pero, cierto, no es tan fácil como parece. Los métodos limpios requieren de mucha investigación y desarrollo. Y los sistemas de enfriamiento son muy caros y complejos. Además, no todos los mineros están dispuestos a cambiar sus hábitos. Algunos prefieren seguir usando energía barata y contaminante. Otros no tienen acceso a fuentes de energía renovables. Y otros simplemente no les importa el medio ambiente. Así que la solución no es solo tecnológica, sino también social y política.
Necesitamos concienciar, educar y common a los mineros. Y también a los usuarios de Bitcoin. Porque todos somos responsables de cuidar nuestra casa. Nuestra casa no es solo el lugar donde vivimos, sino también el planeta que compartimos. Nuestra casa es el hogar de millones de especies, de paisajes maravillosos, de recursos naturales, de culturas diversas. Nuestra casa es el escenario de nuestra historia, de nuestros sueños, de nuestros desafíos. Nuestra casa es el regalo más preciado que tenemos, y también el más frágil.
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