La víctima del rescate relata la terrible experiencia en la que los secuestradores obligaron a transferir los ahorros de toda su vida.
El 25 de diciembre de 2024, en Karachi, Pakistán, siete sospechosos, incluido un oficial del Departamento Antiterrorista, fueron detenidos bajo sospecha de participar en el secuestro de un comerciante de criptomonedas y exigir un rescate de 340.000 dólares.
Al confirmar que se había detenido a un agente del CTD, el inspector general de policía, Ghulam Nabi Memon, afirmó que todavía se estaban realizando intentos para capturar a otro agente de policía implicado en el crimen.
La víctima, Mohammed Arsalan, de 30 años, fue secuestrado en Manghopir, un conocido barrio del noroeste de Karachi. Según Arsalan, los secuestradores lo obligaron a transferir 340.000 dólares de su cuenta de Binance a varias billeteras que controlaban antes de liberarlo horas más tarde cerca del mausoleo de Quaid-e-Azam.
Más tarde, Arsalan compartió detalles adicionales en Facebook, pero fuentes independientes no verificaron en gran medida sus afirmaciones, incluida la cantidad específica transferida y la secuencia exacta de los eventos. Afirmó que 277.000 dólares de la cantidad robada se transfirieron a una billetera específica a través de intercambios descentralizados antes de ser trasladados fuera de la cadena a Binance.
Si bien Arsalan aseguró al público que las fuerzas del orden estaban trabajando activamente para rastrear las transacciones e identificar a las personas detrás de las billeteras, los expertos señalaron los desafíos de rastrear fondos a través de sistemas financieros descentralizados, donde el anonimato es a menudo una característica central.
Arsalan también publicó una captura de pantalla de su historial de retiros de Binance en Facebook, que muestra múltiples transferencias forzadas en varias criptomonedas, incluidas cantidades significativas en USDT y otros tokens, por un total de más de $340,000. Aunque las capturas de pantalla pueden proporcionar evidencia útil, los investigadores deben autenticar estos datos para corroborar completamente su relato.
Los sospechosos, identificados como Mohammed Rizwan Shah, Tariq Hasan Shah alias Amir, Muzamil Raza, Umer Jilani, Umer Irshad, Noman Riffat y Haris alias Ashar, fueron detenidos por la Célula contra el Crimen contra la Violencia. Según una declaración de funcionarios de la AVCC, el equipo, dirigido por el SSP Aneel Haider Minhas, llevó a cabo múltiples operaciones en todo Karachi para capturar a los sospechosos.
Sin embargo, los detalles sobre el momento exacto de sus arrestos y las pruebas que vinculan a cada sospechoso con el crimen siguen sin estar claros. La AVCC describió a los individuos arrestados como delincuentes habituales que habían sido encarcelados por delitos similares en el pasado, pero los registros públicos o documentos judiciales que fundamenten esta caracterización no estuvieron disponibles de inmediato.
El relato de Arsalan sobre el período previo a su secuestro también plantea algunas preguntas sin respuesta. Semanas antes del incidente, afirmó que un hombre llamado Hamid se le acercó para comprarle dólares estadounidenses. A pesar de la negativa de Arsalan, Hamid persistió y finalmente organizó una reunión con el amigo de Arsalan, Zohaib.
El 24 de diciembre de 2024, tres hombres, entre ellos Muzamil y Hammad, visitaron la oficina de Arsalan y lo invitaron a un restaurante donde otros sospechosos se unieron a ellos. Aún no está claro por qué Arsalan aceptó reunirse con personas de las que, según informes, sospechaba o si se tomó alguna medida para verificar sus identidades. Estos detalles podrían ser fundamentales para comprender si se trató de un ataque premeditado contra Arsalan o de un delito oportunista.
Más tarde esa noche, Arsalan dijo que fue secuestrado por un grupo de hombres armados en un vehículo policial camuflado. Lo amordazaron con un paño y lo retuvieron cerca de la oficina de Saddar de la FIA. Allí, supuestamente lo obligaron a desbloquear su cuenta de Binance y transferir su dinero a varias billeteras. Después de restablecer su teléfono, lo liberaron cerca de un punto de atracción local, conocido como Mausoleo de Quaid-e-Azam, a las 4 am. La elección del lugar para su liberación y los pasos precisos tomados para restablecer su teléfono sugieren un nivel de planificación y conocimiento tecnológico. -cómo entre los secuestradores.
En una entrevista con Dawn, IGP Memon lo calificó como un caso singular de mala conducta por parte de agentes individuales y destacó que la fuerza policial no tolera actividades ilegales. Sin embargo, sus comentarios han sido recibidos con escepticismo, dado el importante papel que supuestamente desempeñaron los agentes deshonestos en el crimen. Los críticos argumentan que se requiere una investigación interna más transparente para restaurar la confianza del público en la aplicación de la ley.
Arsalan, en una publicación de Facebook, expresó su devastación por la pérdida del dinero que tanto le costó ganar. Condenó a quienes lo acusaban de inventar el incidente y afirmó que la DIG estaba supervisando personalmente la investigación. También aclaró que ningún inversor o familiar estaba implicado en el caso y prometió compensar las pérdidas sufridas por otros. Arsalan prometió no perdonar a ninguno de los culpables de orquestar el crimen.
Aunque las personas afectadas pueden encontrar cierto consuelo en las promesas de Arsalan, su afirmación de que reembolsará las pérdidas puede plantear dudas sobre su situación financiera posterior al robo y si es necesaria una mayor investigación sobre sus actividades comerciales.
Además, dar tales garantías podría desviar involuntariamente la atención de responsabilizar a los infractores. Han surgido serias dudas por lo ocurrido con respecto a la seguridad de los comerciantes de criptomonedas en Pakistán, así como por el abuso de autoridad por parte de las autoridades judiciales.
El uso cada vez mayor de criptomonedas en la región expone a los comerciantes a este tipo de delitos debido a la falta de control gubernamental y de educación sobre la seguridad de los activos digitales. Según los observadores, este caso podría actuar como una llamada de atención para medidas legislativas más sólidas y un examen exhaustivo de las protecciones del marco legal de Pakistán para los activos digitales.