¿Te imaginas un mundo sin deuda estadounidense? No, no me refiero a que Estados Unidos pague todo lo que debe, sino a que nadie quiera prestarle dinero. Parece una pesadilla, ¿verdad? Pues podría pasar si la deuda estadounidense dejara de ser el activo de inversión más seguro de todos.
La deuda estadounidense es como el patrón oro de las inversiones. Todo el mundo la quiere porque tiene la garantía de que el país más poderoso del mundo no va a quebrar ni a dejar de pagar sus intereses. Por eso, se usa como referencia para medir el rendimiento en relación al riesgo de todos los demás activos. La lógica es esta: si una inversión me ofrece un retorno menor a los bonos del Tesoro estadounidense, pues no vale la pena. Solo se debe estar dispuesto a tomar un riesgo mayor, si el retorno prometido es mayor.
¿Qué pasa si resultara que la deuda estadounidense no es tan segura como parece? Bueno, que tendríamos un mundo financiero más caótico e inestable. Los inversores perderían la confianza en el dólar y buscarían otras alternativas más arriesgadas o más rentables. Esto afectaría a todos los activos, incluyendo Bitcoin y las criptomonedas, que podrían dispararse o desplomarse según la demanda y la oferta.
En muchos sentidos, la deuda estadounidense es el pilar que sostiene el equilibrio del sistema financiero world. Y que, si se tambalea, puede provocar un terremoto económico de proporciones épicas.
Para nadie es un secreto que el gobierno de Estados Unidos, el país más rico y poderoso del mundo, gasta más de lo que obtiene en ingresos. ¿Cómo cubre la diferencia? Pues pidiendo dinero prestado a otros países, empresas y personas que confían en que algún día les devolverá el dinero con intereses. A estos préstamos se les llama bonos del Tesoro y son una forma de deuda pública.
¿Y por qué alguien querría prestarle dinero a un país que gasta tanto? Pues porque los bonos del Tesoro se consideran una inversión segura y rentable, ya que tienen el respaldo del gobierno estadounidense y ofrecen una rentabilidad fija. Además, muchos países y empresas necesitan tener dólares, la moneda de Estados Unidos, para comerciar con el resto del mundo.
La deuda pública de Estados Unidos se compone de los bonos del Tesoro que el gobierno emite para financiar sus gastos. Estos bonos son comprados por diferentes actores, tanto nacionales como extranjeros, que esperan recibir un interés a cambio. Entre los compradores extranjeros, los más importantes son China, Japón y el Reino Unido, que suman más de 3 billones de dólares en bonos del Tesoro. También hay instituciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, que prestan dinero a Estados Unidos. Por otro lado, los estadounidenses también adquieren deuda pública de su país a través de sus bancos (especialmente la Reserva Federal), sus fondos de pensiones o sus seguros.
¿Cuál es la diferencia hay entre la deuda pública y la deuda privada? Si tú tienes una deuda, tienes que pagarla con tu dinero, el que has ganado trabajando duro. Pero si el gobierno de Estados Unidos tiene una deuda, puede pagarla con dinero que imprime su banco central, la Reserva Federal. Así, en teoría, la deuda puede subir al infinito, porque la capacidad de imprimir dinero es “infinita”.
Claro que, en la práctica, no es tan easy. Porque si imprimes mucho dinero, el dinero pierde valor. Y si el dinero pierde valor, la gente pierde confianza. Y si la gente pierde confianza, deja de prestarte dinero. Y si nadie te presta dinero, no puedes seguir gastando más de lo que ingresas. Y si no puedes seguir gastando más de lo que ingresas, tienes que recortar gastos o subir impuestos. Y si recortas gastos o subes impuestos, la gente se enfada. Y si la gente se enfada, te vota en contra. Y si te votan en contra, pierdes el poder. Y si pierdes el poder, no puedes seguir imprimiendo dinero. ¿Ves el problema?
¿Qué significa la palabra “crisis” en el título de este artículo? Pues que el gobierno de Estados Unidos tiene un problema muy gordo con su deuda pública. Resulta que debe tanto dinero que ya casi se le acaba el límite que le permite la ley para seguir pidiendo prestado. Y si se le acaba el límite, no puede pagar sus compromisos ni seguir funcionando.
¿Te imaginas que un día vas al banco y te dicen que no te dan más dinero porque ya has llegado al tope de tu tarjeta de crédito? Pues eso le pasa a Estados Unidos, pero a lo bestia. Y encima, las agencias de calificación, que son las que evalúan la solvencia de los países, le han bajado la nota. Es como si tu profesor te pusiera un suspenso porque no le gusta cómo haces los deberes.
Y, para colmo de males, los políticos del Congreso no se ponen de acuerdo para solucionar el problema. Unos quieren recortar gastos, otros quieren subir impuestos, y otros quieren seguir como si nada. Es como si tuvieras que negociar con tu familia, tus amigos y tus enemigos cómo vas a pagar tu deuda. ¿No es una crisis?
No debemos pensar que Bitcoin y las criptomonedas se dispararán si la deuda de Estados Unidos entra en una crisis grave. Eso sería un mistake. Si ese barco se hunde, nos arrastrará a todos. Las personas que compran Bitcoin y otras criptomonedas son de carne y hueso, y muchas tienen sus ahorros en deuda de Estados Unidos. Un impago sería catastrófico.
Piensa en esto: ¿Qué motiva el entusiasmo actual? La posible aprobación de un ETF que traerá capital de las instituciones. ¿Qué pasaría si muchas de esas instituciones quiebran por su dependencia de la deuda de Estados Unidos?
Bitcoin es solo una tecnología, y como tal, tiene sus limitaciones y riesgos. No es una varita mágica para todos los problemas. Es solo una herramienta que puede servirnos para algunas cosas, pero no para todas. No podemos subestimar la disaster de la deuda. La deuda de Estados Unidos es una amenaza para la estabilidad económica mundial. Si no se resuelve pronto, podría desencadenar una crisis financiera world-wide. Los mercados se desplomarían, el dólar se devaluaría y la inflación se dispararía. Bitcoin y las criptomonedas no podrían escapar de este escenario.
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