Como A medida que se acelera la adopción de criptomonedas como Bitcoin y la tecnología blockchain, se intensifica al mismo tiempo la supervisión de las autoridades financieras y los gobiernos de todo el mundo. Pero a diferencia de épocas anteriores donde los reguladores a menudo podían ignorar las criptomonedas como una curiosidad de nicho, hoy su integración en sistemas económicos y financieros más amplios exige una seria atención política.
En este análisis integral, examinaremos el panorama regulatorio en rápida evolución para las criptomonedas y las aplicaciones basadas en blockchain en jurisdicciones clave en 2023 y más allá. Exploraremos posibles prioridades políticas, puntos de discordia, divisiones filosóficas e implicaciones geopolíticas que prometen dar forma a la supervisión.
Al revisar las propuestas existentes que se están considerando y los estudios de casos de acciones regulatorias anteriores, podemos comprender mejor las motivaciones, los riesgos y las oportunidades potenciales que presenta la regulación para las criptomonedas a medida que pasan completamente de lo marginal a lo convencional.
La creciente adopción genera urgencia en torno a la supervisión de las criptomonedas
El gran crecimiento en el uso de criptomonedas ahora requiere que los reguladores presten atención a medida que se disparan los indicadores de adopción:
- La capitalización del mercado de criptomonedas superará el billón de dólares a partir de 2022, casi duplicándose desde 2020.
- Según TripleA, hay más de 300 millones de usuarios de criptomonedas en todo el mundo, frente a solo 35 millones en 2018.
- Fidelity Investments espera que el 27% de los fondos de cobertura institucionales posean activos digitales para 2023/2024.
- El Salvador adoptó Bitcoin como moneda de curso authorized en 2021 junto con el dólar estadounidense.
- Grandes bancos como Goldman Sachs, JPMorgan y Citi ahora ofrecen servicios criptográficos en respuesta a las demandas de los clientes.
Claramente, las criptomonedas han progresado más allá de la oscuridad hasta convertirse en una clase de activos que exige políticas de supervisión que equilibren los riesgos a medida que su adopción impregna todos los sectores. Evitarlo no es pragmático dado el impulso irreversible. La atención se centra en forjar soluciones. A continuación examinaremos las prioridades regionales.