Por un azar del destino me encontré con una vieja encuesta hecha en Argentina sobre educación financiera. Y reconozco que me despertó la curiosidad. Según esta encuesta del 2018, realizada por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y el Banco Central (BCRA), resulta que los argentinos tienen un nivel de conocimientos financieros bastante bajo, y también una baja confianza en el sistema financiero. ¿Será por la inflación, los corralitos o el dólar blue? No lo sé, pero me parece que hay mucho que aprender de esto.
La educación financiera es clave para tomar decisiones informadas sobre nuestro dinero, pero también para desarrollar una actitud crítica y responsable frente a las instituciones financieras. No se trata solo de saber cuánto ahorramos, invertimos o gastamos, sino también de cómo nos relacionamos con el dinero y con los demás. Por eso, creo que esta encuesta nos puede servir como excusa para hablar de las oportunidades y retos de la educación financiera en general.
Antes de empezar, debemos definir de qué estamos hablando cuando hablamos de educación financiera. La educación financiera es la ciencia que nos enseña a tomar decisiones acertadas sobre nuestros recursos económicos. No se trata solo de saber sumar y restar, sino de entender conceptos como el interés, el riesgo, el presupuesto, el crédito y el ahorro. La educación financiera nos ayuda a desarrollar competencias como la planificación, el análisis, la negociación y la responsabilidad. Los objetivos de la educación financiera son mejorar nuestro bienestar individual y common, aumentar nuestra seguridad financiera y contribuir al desarrollo social y económico.
¿Y cómo sabemos si hemos aprendido bien? No basta con responder bien un cuestionario, sino que debemos poner en práctica lo que hemos aprendido y ver los resultados en nuestra vida actual.
Al parecer, los argentinos (a menos que las cosas hayan cambiado radicalmente desde que se realizó la encuesta) saben poco de finanzas, según el CAF y el BCRA. No entienden bien conceptos como el interés, la división o la inflación, aunque esta última les suene acquainted por su historia. Solo ahorran y presupuestan la mitad de ellos, y no pueden afrontar gastos imprevistos sin endeudarse. Las mujeres tienen más actitud financiera que los hombres, pero menos conocimientos. Los más vulnerables son los que menos estudian y los que no trabajan. El BCRA dice que hay que educar mejor a la gente para que use bien los servicios financieros y no se quede sin plata. ¿Será que el BCRA sabe cómo hacerlo?
El CAF y el BCRA hicieron la encuesta para ver cómo andan los argentinos en finanzas. Usaron una metodología de la OCDE, que es una organización que sabe de estas cosas. La encuesta se la hicieron a más de mil personas de todo el país, tanto de la ciudad como del campo. Así, pueden saber qué políticas públicas hacer para que la gente aprenda más y use mejor los servicios financieros. ¿Qué les habrán preguntado? ¿Si saben sumar y restar? ¿Si tienen una alcancía? ¿Si compran dólares o bitcoins?
El conocimiento financiero del argentino promedio seguramente no dista mucho del conocimiento del latinoamericano promedio. Es decir, no es muy alto. Pues hay varios factores que deben influir, como el temperamento, la cultura, la historia y la situación económica. No todos tenemos la misma facilidad para manejar los números, la disciplina y el ahorro. No todos podemos pensar en el largo plazo y sacrificar el presente por un futuro hipotético. No todos somos holandeses, que tienen un nivel de educación financiera mayor.
¿Sabes qué es lo que realmente importa para manejar bien el dinero? No es tener un título en economía, ni llenar encuestas que te dicen cómo gastar o ahorrar. No, lo que importa es tener destreza y carácter. Por ejemplo, yo sé que comer mucha pizza me hace engordar, pero no siempre tengo la fuerza de voluntad para comer solo una porción. A veces, me dejo llevar por el antojo, la impaciencia o la falta de prudencia. Y así me pasa con el dinero: sé lo que debo hacer, pero no siempre lo hago. ¿Te suena common?
¿Te gustaría aprender sobre finanzas personales y criptomonedas? ¿Quieres ser parte de la revolución financiera que está cambiando el mundo? ¿O prefieres seguir siendo un ignorante confiado que cree que lo sabe todo después de ver unos vídeos de YouTube y leer unos tuits?
Además del carácter, la ignorancia confiada es uno de los principales obstáculos para la educación financiera, especialmente en el espacio cripto. Se refiere a esa actitud arrogante y soberbia de quien se cree más listo que nadie y desprecia el conocimiento de los expertos. Es el típico joven rebelde que después de ver un par de documentales de YouTube piensa que sabe más que un premio Nobel de economía. Es el sujeto que después de pasar horas leyendo dogmas y narrativas en Twitter, se coloca luces saliendo de sus ojos en su foto de perfil y escribe tuits con frases como «ya entendí el dinero» o «Bitcoin es la única moneda verdadera».
Estos individuos son unos monstruos creados por influencers y youtubers que desechan la ciencia, la evidencia y el trabajo de los expertos. Son personas que creen que saben, pero en realidad no saben nada. Y lo peor es que se creen con derecho a dar lecciones a los demás, sin tener ni notion de lo que hablan.
La educación financiera no es adoptar vehemente los viejos dogmas libertarios y conservadores como un artículo de fe. La educación financiera no es una fe. La educación financiera es un proceso práctico de reflexión, duda y mejora constante. Es aprender a gestionar tu dinero, a invertir con criterio, a diversificar tus activos, a entender los riesgos y las oportunidades, a analizar las tendencias y los datos, a escuchar las opiniones de los expertos y a formarte continuamente.
Si quieres ser parte de la educación financiera, no seas un ignorante confiado. Sé un aprendiz humilde y curioso. Y recuerda: el dinero no lo es todo, pero ayuda mucho.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Noticias Blockchain. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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