Un hombre del Reino Unido llamado James Howells está demandando a su ayuntamiento para intentar recuperar un disco duro que contiene 8.000 BTC, valorado actualmente en alrededor de 647 millones de dólares. Y precisamente por eso los está demandando, ya que los culpa por no tenerlo.
En 2013, el entonces socio de Howells tiró por error el disco duro junto con un montón de basura más. En ese momento, Bitcoin ya valía un poco menos de £1 millón, y el valor de esas monedas ha aumentado bastante en los años posteriores.
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Ahora, con razón, quiere volver a encontrar el disco duro.
Cabe señalar que a él no solo se le ocurrió la idea. Howells lleva más de una década intentando convencer a su gobierno local de que le permita desenterrarlos. Dice que sus solicitudes han sido ignoradas en su mayoría. Incluso se ha encargado de reunir un equipo de excavación que pueda excavar entre 100 toneladas de basura para encontrar los discos duros.
Si se recuperan los discos duros, Howells cree que hay un 80 por ciento de posibilidades de que las monedas que contienen sean recuperables. Si todo sale bien, ha ofrecido al consejo el 10% del Bitcoin recuperado: 65 millones de dólares. Pero, alegando preocupaciones ambientales, el consejo rechazó su propuesta de excavar en la basura de más de una década.
El consejo emitió un informe en el que un portavoz dijo: “El consejo le ha dicho al Sr. Howells varias veces que la excavación no es posible bajo nuestro permiso ambiental y que un trabajo de esa naturaleza tendría un enorme impacto ambiental negativo en el área circundante. El ayuntamiento es el único organismo autorizado para realizar operaciones en el sitio”.
La excavación costaría 13 millones de dólares y tardaría entre 18 y 36 meses, más otro año para restaurar las cosas a su estado original. Howells dice que el consejo no tendrá que pagar por nada de eso, y además les daría el 10 por ciento si lo encuentra.
En una entrevista, Howells dijo que la demanda no era lo principal: sólo quería “presionar” al consejo para que le permitiera realizar la excavación. Se podría pensar que eso incitaría al consejo a decir que sí, pero hasta ahora, no parece que vayan a morder el anzuelo.