Un avión comercial se vio afectado por fuertes turbulencias sobre Nueva Inglaterra el viernes, lo que resultó en la muerte de una persona. El avión, un Bombardier Challenger 300, tenía tres pasajeros y dos miembros de la tripulación a bordo y volaba de Keene, New Hampshire a Leesburg, Virginia. Debido a las condiciones climáticas y la fuerte turbulencia, el avión se vio obligado a aterrizar en el Aeropuerto Internacional Bradley en Windsor Locks, Connecticut.

El accidente fue el resultado de un poderoso sistema de tormentas que produjo fuertes vientos y nieve. Los funcionarios de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte están investigando lo sucedido y se espera un informe preliminar en aproximadamente dos o tres semanas. Los investigadores están entrevistando a los dos miembros de la tripulación y a los pasajeros sobrevivientes como parte de su investigación. Asimismo, las grabadoras de voz y datos de la cabina del avión se enviaron a la sede de la NTSB para su análisis.

El avión accidentado era propiedad de Conexon, una compañía con sede en Kansas City, Missouri, que proporciona world-wide-web de alta velocidad a las zonas rurales. La compañía se negó a hacer comentarios sobre el accidente.

Este tipo de accidentes son poco frecuentes, pero sirve como recordatorio de lo importante que es garantizar la seguridad a bordo de cualquier tipo de avión. Las aerolíneas y empresas de aviación deben mantener sus aviones en buen estado y asegurarse de que todos los sistemas de seguridad estén funcionando adecuadamente. También es esencial que la tripulación esté bien entrenada y sea capaz de responder rápidamente a cualquier situación de emergencia. En normal, la seguridad es la principal prioridad en cualquier tipo de transporte, y este incidente no es una excepción.

Resumen de Noticias Blockchain – 1 muerto cuando un avión de negocios se encuentra con turbulencias sobre Nueva Inglaterra

Un avión comercial se vio afectado por una fuerte turbulencia debido a un sistema de tormentas en Nueva Inglaterra, lo que provocó la muerte de una persona a bordo y obligó al avión ejecutivo Bombardier Challenger 300 a aterrizar en el Aeropuerto Internacional Bradley en Windsor Locks, Connecticut. El avión tenía tres pasajeros y dos miembros de la tripulación a bordo y viajaba de Keene, New Hampshire, a Leesburg, Virginia. El avión es propiedad de Conexon, una compañía con sede en Kansas Metropolis, Missouri, que se dedica a proporcionar online de alta velocidad en zonas rurales. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte está investigando el accidente y se espera un informe preliminar en unas dos o tres semanas.

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