Cuando dos de los asesores más cercanos de la vicepresidenta Kamala Harris llegaron a Nueva York el mes pasado, buscaban consejo. La candidata demócrata se estaba preparando para dar su discurso económico de mayor alcance, y Tony West, cuñado de Harris, y Brian Nelson, un viejo confidente, querían saber cómo los poderosos financistas de la ciudad pensaban que debía abordarlo.

Durante dos días, la pareja celebró reuniones en todo Wall Street, incluidas las oficinas de Lazard, un banco de inversión, y el bufete de abogados de élite Paul, Weiss. Entre las ideas que presentaron los asistentes estaba la de proporcionar exenciones fiscales más lucrativas a las empresas que permitieran a sus trabajadores convertirse en copropietarios, según dos personas en las reuniones. La campaña ya había estado discutiendo esa idea con un ejecutivo de KKR, la firma de capital privado.

Unos días más tarde, Harris respaldó la idea durante su discurso en Pittsburgh. «Reformaremos nuestras leyes tributarias para que sea más fácil para las empresas permitir que los trabajadores compartan el éxito de su empresa», dijo.

La frase, si bien es solo una parte de un discurso mucho más amplio, fue emblemática del enfoque de Harris hacia la política económica desde que asumió el mando del Partido Demócrata en julio. Como parte de un intento por recortar la ventaja del expresidente Donald J. Trump en las encuestas sobre economía, su campaña ha cortejado cuidadosamente a los líderes empresariales, organizando un flujo constante de reuniones y llamadas en las que ejecutivos corporativos y donantes ofrecen sus opiniones sobre política fiscal, financiera regulación y otras cuestiones.

La retroalimentación privada ha dado forma, a veces de manera sutil, a la agenda económica de Harris a lo largo de su acelerada campaña. En varios puntos, ha incluido un lenguaje en discursos más amplios que, según los ejecutivos de empresas, refleja sus puntos de vista. Y, al menos en un caso, Harris asumió un compromiso político específico (reducir un aumento de impuestos sobre las ganancias de capital) después de extensas conversaciones con sus aliados corporativos.

Este artículo se basa en entrevistas con más de dos docenas de funcionarios de campaña, expertos en políticas, donantes, cabilderos y líderes empresariales.

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