Por Alien Fernández

LA HABANA (Reuters) – En una pequeña granja en las afueras de La Habana, una empresa acquainted cubana produce harina sin gluten a partir de plátano, coco y yuca, prefiriendo ingredientes de origen community a costosas importaciones mientras los cubanos buscan soluciones innovadoras a una creciente crisis alimentaria.

Cuba compra la mayor parte de los alimentos que consume en el extranjero, pero los ingresos se han desplomado tras la pandemia de coronavirus, obstaculizados por las duras sanciones de Estados Unidos y el tambaleante turismo, que alguna vez fue un pilar de la economía de la isla caribeña.

Eso ha llevado a algunos, como el empresario Gabriel Pérez, de 38 años, a buscar alternativas.

«Hay una disaster, eso es innegable», dijo Pérez, quien recientemente vendió una casa y un negocio para establecerse en tierras de cultivo en las afueras rurales de La Habana. «Pero en Cuba se debe en parte a una falta de cultura en torno al consumo de los alimentos que tenemos a mano».

Señala la preferencia de los cubanos por el arroz, la carne de cerdo y los frijoles, todos disponibles localmente pero muchos de los cuales requieren maquinaria e insumos agrícolas para crecer a escala.

Su negocio, Bacoretto, seca y muele yuca, arroz, plátano y coco para obtener la harina orgánica preferida por los consumidores intolerantes al gluten, que sólo recientemente han podido encontrar en Cuba productos alimenticios adaptados a sus necesidades dietéticas.

Los subproductos de sus procesos se utilizan para fabricar aceite de coco, cuerdas de fibra de coco, vinagre y productos fermentados y dulces, dijo Pérez a Reuters.

Bacoretto es pequeño y especializado, y sus productos están disponibles principalmente en La Habana. Generate de 6 a 8 kilogramos de harina por semana, dijo Pérez, en pequeños lotes, además de subproductos, con una plantilla de ocho personas.

Pérez dijo que la empresa, que aprovechó una decisión de 2021 de levantar una prohibición a las empresas privadas vigente en la isla desde poco después de la revolución de Fidel Castro de 1959, ha luchado por encontrar el financiamiento que necesita en una Cuba con problemas de liquidez.

Miles de pequeñas empresas se han arraigado en Cuba desde 2021, pero muchas enfrentan problemas persistentes de financiamiento, infraestructura, suministro y fuerza laboral en el país comunista que durante décadas rechazó la empresa privada.

«Para que sea rentable», afirmó Pérez, «es necesario aumentar la capacidad tecnológica y mejorar la maquinaria».

(Reporte de Alien Fernandez, reporte adicional de Nelson Acosta Editado por Monthly bill Berkrot)

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