La Reserva Federal (Fed) ha decidido hacer una pausa en su ciclo de subidas de tasas de interés, ante la desaceleración de la inflación y el crecimiento económico. Sin embargo, los inversores no se fían y creen que el banco central volverá a subir las tasas más adelante. Esto podría provocar una recesión mundial, según algunos expertos. ¿Qué hacer entonces? ¿Seguir apretando el cinturón o aflojarlo un poco?
La Fed tiene un dilema difícil de resolver y los mercados están atentos a sus próximos movimientos. ¿Será capaz de frenar la inflación sin causar una crisis? ¿O tendrá que bajar las tasas pronto para evitar el colapso? Estas son las preguntas que se hacen los inversores sobre el futuro de las tasas tras la pausa de la Fed.
Los inversores son como niños que esperan su regalo de Navidad. Durante meses, han estado comprando todo lo que brilla, pensando que la Fed les iba a dar una sorpresa: una pausa en las subidas de tasas de interés. Y así fue. La Fed dijo: “Basta ya, vamos a tomarnos un descanso”. Los inversores se pusieron muy contentos y creyeron que eso significaba que la Fed ya no iba a subir más las tasas, o incluso que las iba a bajar pronto. Pero se equivocaron. La Fed solo hizo una pausa, no un cambio de rumbo. Eso quiere decir que después de la pausa, puede volver a subir las tasas si ve que la inflación se dispara. O sea, que la pausa no es el closing del camino, sino una parada técnica. Una pausa es una pausa, no una promesa. Y los inversores deberían saberlo.
Los mercados al ser como los niños necesitan cuentos para dormir. Por eso, siempre buscan una narrativa que les dé esperanza y les haga soñar con el futuro. La narrativa puede ser una fábula, una leyenda o una profecía. Lo importante es que sea well-known y que convenza a muchos. Así, se crea una ilusión colectiva que infla los precios y las expectativas. Pero, como todo cuento, tiene su parte de exageración y fantasía. Y, como todo sueño, tiene su despertar. Por eso, la fuerza del mercado suele estar en el período de anticipación, cuando todo parece posible. Y eso fue lo que pasó con la anhelada pausa. Tanto se habló de ella, tanto se deseó, que parecía el last feliz de la historia. Pero ahora que la tenemos aquí, la realidad nos llena de desilusión. La pausa no es tan bonita ni tan buena como nos la contaron.
Los mercados tienen una máxima: “Compra la noticia, vende el rumor”. Esto significa que hay que aprovechar las oportunidades cuando se confirman las expectativas, y salir corriendo cuando se empiezan a difundir las dudas. ¿Qué pasa cuando la noticia no es tan buena como el rumor? ¿O cuándo el rumor es más creíble que la noticia? Eso es lo que preocupa a los mercados en estos momentos. La pausa anunciada por la Fed no convence. Parece una very simple parada temporal. Por alguna razón, durante estos últimos meses, el mercado siempre ha sido más optimista que la Fed. Quizás porque les gusta vivir en una burbuja de ilusión. Quizás porque tienen miedo de enfrentarse a la realidad. O quizás porque la Fed se ha equivocado bastante en el pasado.
Ahora bien, el Banco Central Europeo (BCE) subió los tipos de interés y empeoró su pronóstico de inflación, lo que hizo que los inversores esperaran más subidas en la zona euro. Esto contrastó con la Reserva Federal de EEUU (Fed), que decidió pausar las subidas de tipos. Días antes, el banco central de China bajó sus tipos de interés a medio plazo para estimular la economía. Y, en Japón, donde la inflación está por encima del objetivo, el banco central mantuvo su política ultraflexible.
Estas diferentes posturas muestran que la economía mundial no está sincronizada, sino que es una colección de ciclos muy distintos. Cada banco central trata de resolver los problemas de su propia economía, lo que incluye considerar los cambios en las condiciones financieras impuestos desde el exterior.
Los bancos centrales tienen una tarea muy difícil. No solo tienen que cuidar de la inflación en su país, sino también de lo que hacen los demás. Porque si uno sube los tipos y otro los baja, se arma un lío con las divisas. El dólar, por ejemplo, está muy caro frente al euro. Y eso trae complicaciones. Bueno, quizás es bueno para los que quieren irse de vacaciones a Europa. Pero no para los que quieren exportar sus productos. Por eso el BCE no se ha quedado quieto y ha subido los tipos también. Aunque eso le haya costado algunas críticas. En este mundo globalizado, todo está conectado. Y a veces hay que bailar al ritmo de los demás. Aunque no nos guste la música.
¿Qué tal va la inflación? Pues depende de cómo se mire. Por un lado, podemos celebrar que ha estado bajando en los últimos meses. ¡Bien por nosotros! Pero, por otro lado, no podemos cantar victoria todavía. La inflación sigue siendo muy alta y está lejos de nuestro objetivo. Además, puede que nos encontremos con un obstáculo difícil de superar. Es decir, puede que la inflación se resista a bajar más y nos ponga las cosas difíciles. Sobre todo, si tenemos en cuenta que los precios de la vivienda y los servicios no paran de subir. Hasta ahora, hemos logrado reducir la inflación, principalmente en el sector energético y alimentario. Y esos son los logros que podemos mostrar. Pero, para alcanzar nuestro objetivo, necesitamos que todos los sectores se sumen al esfuerzo. ¿Lo conseguiremos? Esa es la gran pregunta.
¿Qué hace un inversor cuando quiere saber si una empresa o un activo es rentable? ¿Se basa en lo que ve en el presente o en lo que espera del futuro? La respuesta es que normalmente se apoya en los fundamentales, en la política monetaria y en las expectativas para realizar sus valoraciones. Es decir, se mira al futuro para tomar las decisiones hoy. ¿Mañana? Estaremos mejor o peor que ahora. ¿Los ingresos? ¿La productividad? ¿La liquidez?
El futuro es incierto y puede cambiar en cualquier momento. Por eso, el inversor también debe tener en cuenta el riesgo, la volatilidad y la diversificación. El mercado le puede dar más de una sorpresa en cualquier momento.
¿Significa esta pausa de la Fed el fin definitivo de las alzas de tasas? No, o al menos, no necesariamente.
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