Estamos colocando a Kellogg K bajo revisión a medida que la empresa escinde su negocio de cereales en América del Norte, después de lo cual operará como una empresa international de treats exclusivamente bajo el nombre de Kellanova. A partir del 2 de octubre, Kellanova cotizará en la Bolsa de Valores de Nueva York con el símbolo K, mientras que WK Kellogg cotizará con el símbolo KLG (ambos cotizan según su fecha de emisión desde el 27 de septiembre). Reanudaremos la cobertura de ambas clases de acciones cuando comience la negociación independiente.
Kellanova posee una sólida cartera de marcas, ya que Pringles y Cheez-It generan cada uno mil millones de dólares o más en ventas anuales y Eggo, Pop-Tarts y Rice Krispies Treats generan cada uno ventas de entre 500 millones y mil millones de dólares al año. Para respaldar esta posición, creemos que Kellanova invertirá en lanzamientos de nuevos productos (Kellogg gastó alrededor del 1% de las ventas, o alrededor de $100 millones, en I+D anualmente durante los últimos tres años) y marketing and advertising (gastó alrededor del 5% de las ventas, o aproximadamente $500). millones, cada año) para impulsar el tráfico de clientes a las tiendas, reforzando la rigidez de sus relaciones con los minoristas. Esto debería abrir una pista para el crecimiento a medida que la empresa persigue la expansión geográfica y de categoría (con el 60% de las ventas de treats y el 30% de mercados emergentes de rápido crecimiento).
Por el contrario, las perspectivas de WK Kellogg estarán exclusivamente vinculadas al segmento de cereales de América del Norte, donde el crecimiento ha sido mediocre, en el mejor de los casos, debido en parte a la avalancha de competencia de otras alternativas de desayuno. Como tal, nos preguntamos si las relaciones minoristas independientes de WK Kellogg se deteriorarán ante la cada vez menor relevancia del pasillo de cereales nacional de 10.400 millones de dólares y la menor escala de la empresa tras la escisión (alrededor de 2.700 millones de dólares en ventas). Sin embargo, vemos mérito en los planes de WK para modernizar su cadena de suministro y su huella de fabricación (con entre 450 y 500 millones de dólares asignados al esfuerzo durante los próximos tres años) como un medio para reforzar sus perspectivas de ganancias.
El autor o autores no poseen acciones de ninguno de los valores mencionados en este artículo.
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