Hong Kong ya no es la economía de mercado más libre del mundo como lo fue en el pasado. Durante años, Hong Kong fue un lugar en el que se podía contar con un entorno empresarial abierto y con fuertes protecciones del Estado de derecho. El año 2020 –y la posterior implementación de la Ley de Seguridad Nacional (NSL, por sus siglas en inglés) y la legislación del Artículo 23– cambiaron todo eso. Y hoy, Hong Kong se está convirtiendo cada vez más en un centro para que regímenes deshonestos realicen transacciones financieras ilícitas y evadan sanciones internacionales.
Un nuevo informe elaborado por el abogado y defensor de los derechos de los ciudadanos de Hong Kong Samuel Bickett para la Fundación del Comité para la Libertad en Hong Kong (CFHK) presenta pruebas del alcance y la naturaleza de la evasión de sanciones por parte de Hong Kong. El informe de Bickett va más allá de los titulares que todos conocemos (que el presidente ejecutivo John Lee ha violado abiertamente el derecho estadounidense e internacional al negarse a aplicar sanciones) y proporciona detalles sobre cómo Hong Kong está trabajando a instancias de malos actores para socavar el estado de derecho.
“En esencia, descubrimos que Hong Kong se ha vuelto rebelde”, dijo Bickett. “Hong Kong ha reutilizado el marco y las instituciones que durante mucho tiempo lo convirtieron en un nodo esencial del sistema financiero global para apoyar regímenes peligrosos que amenazan la estabilidad global”.
Algunas de las conclusiones clave del informe incluyen:
· Hong Kong ha incrementado su comercio en los últimos años con Rusia, Irán y Corea del Norte, a pesar del aumento de las sanciones internacionales contra estos actores.
· Hong Kong aporta una financiación sustancial a la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania; de hecho, solo entre agosto y diciembre de 2023, Hong Kong proporcionó más de 750 millones de dólares en envíos de productos prohibidos para apoyar el esfuerzo bélico de Rusia.
· Las empresas de Hong Kong participan en una gran variedad de actividades (transferencias de barco a barco, suministro de tecnologías o componentes de doble uso y creación de empresas fantasma) para evadir sanciones en nombre de regímenes deshonestos.
Las conclusiones del informe son revolucionarias; muchos de los casos de evasión de sanciones por parte de entidades de Hong Kong no se habían documentado anteriormente. Estas revelaciones y otros casos de conducta ilegal conocidos anteriormente presentan un panorama de Hong Kong como un país que evade sanciones en serie y un centro emergente de actividades financieras ilícitas.
El cambio de comportamiento de Hong Kong no se puede afrontar con la inacción de parte de Estados Unidos y la comunidad internacional. Dada la preeminencia del dólar en el sistema financiero global, Estados Unidos debería aumentar la apuesta por las herramientas financieras desplegadas para contrarrestar las actividades ilícitas de Hong Kong. Entre ellas, se incluyen el uso de la panoplia de medidas especiales del Tesoro y la consideración de si las entidades, incluidos los bancos chinos, reúnen los requisitos para ser designadas en virtud de la Sección 311 de la Ley Patriota de Estados Unidos como Principales Preocupaciones de Lavado de Dinero (PMLC, por sus siglas en inglés). La designación de PMLC es una herramienta poderosa; si alguna entidad en Hong Kong fuera designada, el sistema bancario internacional se negaría a hacer negocios con la entidad designada. Una designación de PMLC tendría un efecto paralizante en la disposición de la comunidad empresarial global a hacer negocios con esa entidad y otras percibidas como riesgosas en Hong Kong.
Después de que Pekín tomó medidas drásticas contra Hong Kong, muchos advirtieron a la comunidad empresarial sobre las implicaciones de la Ley de Seguridad Nacional y del Artículo 23. Este último informe revela que las degradaciones del Estado de derecho tienen implicaciones que trascienden la esfera de las libertades civiles y políticas y que ahora están afectando a cuestiones económicas y de seguridad.
La comunidad empresarial ha intentado actuar como si todo fuera como siempre en Hong Kong, pero la realidad dista mucho de serlo. Es hora de que la comunidad empresarial y los gobiernos de todo el mundo se den cuenta de que Hong Kong no es el mismo: de hecho, hoy es un lugar mucho más arriesgado que nunca para hacer negocios.