Es una buena medida para la planificación a largo plazo, porque una gran ventaja de ser privado es la libertad para realizar cambios internos. «Ser privado podría permitir una mayor libertad, cambios más rápidos y el desmantelamiento de Macy’s tal como lo conocemos hoy», señaló TD Cowen. Jessica Ramírez, analista senior de la firma de investigación Jane Hali and Associates, hizo una observación identical sobre Farfetch, que según ella se beneficiaría si retrocediera y estrechara su enfoque. «En el ámbito privado, puedes reconfigurar tu empresa con tus propias expectativas», dijo.
A menudo, el objetivo de volverse privado para administrar el negocio es venderlo nuevamente una vez que haya más ventajas en los mercados, dice Saunders. TD Cowen señaló este potencial para Macy’s: «Un nuevo propietario necesitaría equilibrar las metas y objetivos a corto y largo plazo, lo que podría implicar que Macy’s regrese a los mercados públicos de una forma diferente». Pero para que el minorista se adapte al mercado minorista genuine, necesita tiempo, afirma Burke. La privatización permitirá este proceso a más largo plazo sin el escrutinio público del mercado.
Al volverse privado, protegido del análisis de ganancias trimestrales, el enfoque puede pasar de impulsar el crecimiento rentable del negocio a otras formas de crear valor para los accionistas, principalmente relacionadas con el valor de los bienes raíces, dice Cheris.
El hecho de que más minoristas estén considerando esta medida ahora es una señal de que el mercado público está débil, dice Saunders. “Hay algunas buenas ofertas para aquellos que buscan comprar minoristas, incluidos los minoristas multimarca. Dicho esto, también hay mucha cautela en el mercado y las valoraciones que alguna vez alcanzaron los minoristas no son tan generosas”. La nota de TD Cowen reflejaba esta cautela, señalando los riesgos de inversión asociados con los grandes almacenes. A saber: incertidumbres sobre el entorno económico global y el gasto de los consumidores. «Los mercados en este momento son pesimistas, por lo que algunos de los precios de las acciones son bajos, lo que convierte a las empresas en una especie de ganga», dice Saunders.
Esto deja a los minoristas multimarca (y a otras empresas que sopesan opciones similares) frente a una elección difícil: seguir siendo públicos a riesgo de ser subvaluados en el mercado público, y volverse privados por un precio más bajo.
La presión pública tiene sus méritos, dice Saunders. “La presión del mercado público puede ser una fuerza positiva, ya que obliga a los minoristas multimarca a ser disciplinados y tener una estrategia clara”, afirma. “La otra desventaja es que los inversores que privatizan sus negocios a menudo se centran más en las finanzas y en maximizar los retornos que en el comercio. Eso no siempre es un buen augurio para la salud a largo plazo de un minorista”.
¿Comentarios, preguntas o sugerencias? Envíanos un e mail a comentarios@voguebusiness.com.
Más de este autor:
Cómo Bottega hackeó el canal de medios de comunicación de los papas a la moda
El estilo private queda atrapado en la cámara de eco del algoritmo
Farfetch quería ser la columna vertebral tecnológica del lujo. ¿Ahora que?