La inflación es como una pesadilla que nos persigue a todos. Es cuando los precios de las cosas que compramos suben y suben sin parar, y nuestro dinero vale cada vez menos. ¿Te imaginas ir al mercado y ver que el kilo de tomates cuesta el doble que ayer? ¿O qué tu salario no te alcanza para pagar el alquiler? Eso es lo que pasa cuando hay inflación.

Pero, ¿por qué suben los precios? Hay muchas razones, pero las más comunes son estas: porque hay mucha demanda y poca oferta de los productos, porque los costos de producción o importación aumentan, o porque la gente espera que los precios sigan subiendo y se adelanta a comprar o vender. A veces, también influye la política monetaria del gobierno o del banco central, que puede crear más o menos dinero según su conveniencia.

La inflación no es lo mismo en todos los países ni en todos los momentos. Hay países que tienen una inflación moderada, de un 2% o 3% al año, y otros que tienen una inflación galopante, de dos o tres dígitos. La inflación moderada puede ser buena para estimular el consumo y el crecimiento económico, pero la inflación galopante puede ser muy perjudicial para la estabilidad y el bienestar de la población.

La inflación es un fenómeno complejo y difícil de medir. No basta con mirar el precio de un producto, sino que hay que considerar el nivel normal de precios de una cesta de bienes y servicios representativa del consumo medio de la gente. Ese nivel, en los Estados Unidos, se expresa en un índice, el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que se calcula periódicamente y nos permite comparar el poder adquisitivo del dinero a lo largo del tiempo.

Ahora bien, la inflación es un tema que nos afecta a todos y del que todos tenemos una opinión. A veces nos dejamos llevar por las anécdotas o por los intereses políticos y cuestionamos el número oficial. Otras veces exageramos, minimizamos o negamos la realidad. Por eso, es importante hablar de la inflación con objetividad y con criterio, basándonos en los datos y en el análisis económico.

A los conservadores no les gusta nada la inflación, y tienen varias razones para combatirla. Una razón es que piensan que el gobierno gasta demasiado y que eso hace que haya más dinero del que se necesita. Otra razón es que les gusta el orden y la disciplina, y la inflación les parece un descontrol. Otra razón es que prefieren las monedas fuertes, como el oro, que no pierden valor con el tiempo. Y otra razón es que siguen la teoría de Milton Friedman, un economista que decía que la inflación era solo un problema de dinero y que se podía solucionar con una receta basic: imprimir menos billetes. Así de fácil.

Como sabemos, la inflación es el aumento generalizado de los precios de los bienes y servicios en una economía. Es usual que haya un poco de inflación, porque refleja el crecimiento y la demanda. Pero algunos conservadores tienen una fobia a la inflación que les hace perder la objetividad y el sentido común.

Por ejemplo, durante casi 40 años, desde mediados de los años 80 hasta el 2020, Estados Unidos vivió un periodo de estabilidad económica y baja inflación que se conoce como la gran moderación. Sin embargo, muchos conservadores no paraban de alertar sobre el peligro de que Estados Unidos se convirtiera en Venezuela, un país con una hiperinflación descontrolada. Se quejaban de que una inflación anual del 2% period el fin del mundo y pedían medidas drásticas para frenarla.

Estas actitudes podrían indicar un sesgo motivado políticamente, es decir, una tendencia a interpretar la realidad según sus intereses o ideología. La inflación, sin embargo, es un fenómeno económico que hay que entender y gestionar con criterio.

La inflación en los EEUU ha bajado mucho desde que tocó techo en junio del año pasado. Y podríamos celebrarlo con una fiesta. Algunas cosas sí han bajado de precio. Pero otras no. Y otras han subido más. ¿Cómo es posible? Pues porque la inflación es un número que se calcula con una mezcla de muchos productos y servicios. Y cada uno tiene su propia historia. Por ejemplo, el precio del petróleo depende de lo que pase en el mundo. El precio de la comida depende de la cosecha. Y el precio de la ropa depende de la moda. Así que cuando Jerome Powell nos dice que aún tenemos “un largo camino por recorrer”, quiere decir que todavía hay muchos factores que pueden hacer subir o bajar la inflación. Y nosotros solo podemos esperar y ver qué pasa.

La inflación es como una carrera de obstáculos. Algunos son más fáciles de saltar que otros. Por ejemplo, el precio de los alimentos y la energía ha bajado bastante desde el año pasado. Eso es bueno, porque son cosas que necesitamos todos los días. Pero hay otros obstáculos más difíciles, como el precio de los servicios y la vivienda. Estos han subido mucho, porque los trabajadores quieren ganar más. El problema es que no podemos elegir qué obstáculos saltar. Tenemos que saltarlos todos para llegar al final de la carrera. Y el final es el 2% de inflación anual, que es el objetivo que se ha puesto el banco central. Así que cuanto más nos acercamos al last, más duro se pone el asunto. Y nosotros solo podemos correr y saltar lo mejor que podamos.

La inflación es un monstruo que acecha a los inversores en sus sueños. ¿Por qué? Porque si sube mucho, el banco central puede subir las tasas de interés para enfriar la economía. Y eso puede bajar el precio de los activos financieros (Bitcoin, incluido). Pero ahora el banco central dice que no se preocupa tanto por la inflación y que va a esperar a ver qué pasa. ¿Será verdad o mentira? Nadie lo sabe. Lo único seguro es que la inflación es una batalla difícil y larga. Y mientras tanto, la recuperación económica puede demorar más de lo esperado. Así que no hay que ser ni muy optimistas ni muy pesimistas. Hay que ser realistas y estar atentos a los datos. Así podremos tomar mejores decisiones.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Noticias Blockchain. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

Te puede interesar:

 

Las inversiones en criptoactivos no están reguladas. Es posible que no sean apropiados para inversores minoristas y que se pierda el monto complete invertido. Los servicios o productos ofrecidos no están dirigidos ni son accesibles a inversores en España.

Share.
Leave A Reply