La pandemia fue muy dura con España, probablemente porque se trata de una economía muy dependiente de los hoteles, los restaurantes y los cafés. En España, la gente sale a disfrutar la vida, y los turistas llegan de distintas partes para tomarse un vinito en la orilla del mar escuchando una buena guitarra. El confinamiento le puso un freno a todo. En consecuencia, la economía sufrió, debido a un desempleo que se fue a la luna. Pero ahora hay más optimismo… Bueno, no tanto, porque están sufriendo por la inflación y ya en Europa están en una recesión técnica. Curiosamente, sin embargo, muchos analistas han expresado optimismo con la economía española. ¿Acaso son exagerados, falsas expectativas o sí hay algo?
¿Cómo se siente la gente sobre la situación? Depende de a quién le preguntes. El jefe de gobierno siempre está más optimista que nadie, porque de eso depende su puesto. Él dice que todo va bien, que hay progreso, que hay esperanza. El ciudadano común no siempre comparte ese optimismo, porque es el que vive los problemas de una manera más directa. Él ve que hay desempleo, inflación, y descontento. Por ende, la oposición política quiere aprovechar ese sentimiento para ganar una ventaja política. Ella dice que todo va mal, que hay retroceso, que hay desesperanza. De parte y parte hay exageraciones y sesgos. En muchos casos, por conveniencia, y en otros, porque solo se ve la situación desde un punto de vista muy limitado. ¿Quién tiene la razón? ¿Quién miente? ¿Quién exagera?
Curiosamente, a veces, por irónico que parezca, los extranjeros pueden ver mejor la realidad de un país que los propios habitantes. Esto se debe a que tienen una visión más distante y menos involucrada, lo que les permite tener más perspectiva y ver el panorama más claro. Por ejemplo, en el caso de Venezuela (el país de residencia del autor), la prensa internacional suele cubrir la situación de manera más objetiva que la nacional. Esto significa que las personas dentro del país suelen estar peor informadas que las de afuera. Increíble, pero, en muchos casos, cierto.
Para este artículo decidí escoger un informe de BBVA (un banco) y organismos internacionales como fuentes de información. Pero aquí hay que tener cuidado, porque los bancos suelen ser optimistas por naturaleza. Quieren que los ahorradores y los inversores confíen en el futuro para trabajar con ellos. Así que no te sorprendas si te pintan un panorama muy bonito. Por otro lado, los organismos internacionales suelen ser más escépticos. Como son acreedores y financiadores del país, suelen ser más estrictos en sus análisis. Así que no te extrañes si te muestran un escenario muy duro. ¿Y qué pasa con los partidarios del gobierno de turno y la oposición? Pues voy a ignorar a esos por completo. No quiero entrar en polémicas ni en debates ideológicos. Solo quiero presentarte los hechos de la manera más objetiva posible.
Todo parece indicar que España se recupera gracias a las exportaciones, sobre todo las de servicios. ¡Bravo por España! Según los expertos de BBVA, España está creciendo más de lo esperado gracias a que vende más cosas al extranjero, tanto productos como servicios. Sí, has leído bien, servicios. Resulta que España no solo es un país de sol y playa, sino también de tecnología, transporte y negocios. Y eso le gusta mucho a Europa y América, que son sus principales clientes. ¡Aplausos! Y nos quitamos el sombrero.
Pero no nos olvidemos del turismo, que también está repuntando. Los extranjeros vuelven a visitar y a gastar dinero en los hoteles, restaurantes y museos. Y no solo van a la costa, sino también a las ciudades, que tienen mucho que ofrecer.
¿Y qué pasa con el consumo de las familias? Pues que ha bajado un poco por culpa de la inflación, los tipos de interés y el ahorro. Pero no hay que preocuparse, porque eso se va a revertir pronto. Las familias tienen más ingresos por el empleo y los salarios, y además han guardado algo de dinero para gastar más adelante.
¿Y el futuro? Pues que pinta bien, según BBVA. Si se solucionan los problemas de las cadenas de producción, se aprovecha el dinero europeo y se incorpora más gente al mercado laboral, España puede seguir creciendo e invirtiendo.
El FMI dice que España crecerá más de lo previsto este año. Según el FMI, España crecerá más de lo que se esperaba este año, gracias a los buenos datos, pero menos que el año pasado, cuando fue la economía que más creció de Europa. El FMI revisará sus estimaciones en julio, pero por ahora prevé un crecimiento del 1,5 % para España este año y del 2 % para el próximo.
La zona euro, en cambio, no ha podido evitar entrar en recesión técnica, es decir, dos trimestres seguidos de contracción económica. Esto se debe principalmente a los malos resultados de Alemania, la mayor economía de la región. El FMI no ha querido comentar estos datos hasta que termine su misión de revisión la próxima semana.
El FMI también ha hablado sobre las previsiones de crecimiento mundial, que serán actualizadas a finales de julio. En abril, el FMI advirtió de que la economía worldwide se desaceleraría este año por el endurecimiento monetario y que el crecimiento a medio plazo sería el más débil desde 1990. Por eso, el FMI ha pedido a los países que tomen medidas políticas para subir los tipos de interés, bajar la inflación, proteger a los más vulnerables y hacer reformas transformadoras para impulsar el crecimiento y no quedarse atrás en el mundo.
¿Qué significa que la economía española está mejorando? ¿Qué todos somos más ricos y felices? Bueno, no exactamente. Cuando hablamos de mejora del crecimiento económico, hay que entender que estamos hablando de promedios y estadísticas. Lo que implica que es algo relativo y comparativo. No todos los sectores están iguales. Y no todas las personas están iguales. Algunos pueden estar mejor, otros peores, y otros iguales que antes.
Pero más allá de las distintas opiniones y los distintos datos, es importante celebrar que la economía española al parecer se está diversificando con bastante éxito. Y eso es positivo. De pronto, no todo está funcionando bien, pero algo debe estar funcionando bien. O, al menos, mejor que antes. Y eso ya es un motivo para sonreír. O, al menos, para no llorar tanto.
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