Claudia Sheinbaum, presidenta de México. Foto de Ricardo Stuckert, bajo CC BY-SA 2.0, vía Wikimedia Commons.
Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Gobernación. Foto de EneasMx, bajo CC BY 4.0, vía Wikimedia Commons.
Marcelo Ebrard, secretario de Economía. Foto del Departamento de Estado de EE. UU., de dominio público.
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En un evento sin precedentes, más de mil líderes empresariales de todo el país se reunieron en Monterrey, Nuevo León, para la Reunión Anual de Industriales, un foro clave en la agenda económica de México. Realizado el 21 de octubre de 2024, en el Centro de Convenciones Cintermex, el evento reunió a las principales cámaras empresariales del país bajo el paraguas de la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN). Con un tema esperanzador, “La industria como motor de prosperidad y bienestar”, los empresarios anticiparon con entusiasmo un diálogo con el recién inaugurado gobierno de Claudia Sheinbaum sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta la economía mexicana, particularmente a la luz de fenómenos globales como el nearshoring y la revisión del T-MEC.

Sin embargo, el ambiente rápidamente se volvió sombrío. A pesar de la anunciada participación de varios miembros del gabinete, entre ellos Marcelo Ebrard, secretario de Economía, y Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobernación, ninguno asistió al evento. La ceremonia de apertura, que se esperaba fuera encabezada por la presidenta Sheinbaum, fue una de las grandes ausencias de la jornada. Los discursos y paneles clave tuvieron que cancelarse o modificarse debido a la falta de representación oficial del gobierno.

El golpe más notable fue la cancelación del discurso de apertura de Ebrard, titulado “México ante los desafíos del contexto global”, un tema crucial para los industriales que buscan posicionar al país en la cadena de valor internacional. En cambio, Ebrard envió un breve mensaje en video de 59 segundos, un gesto percibido como una señal de la falta de interés del nuevo gobierno en fortalecer su relación con el sector productivo.

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La consternación entre los asistentes era palpable. Líderes empresariales como Alejandro Malagón, presidente de CONCAMIN, Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, y Máximo Vedoya, presidente de CAINTRA Nuevo León, esperaban intercambiar opiniones con las autoridades sobre políticas públicas clave que afectan directamente el futuro económico del país. En cambio, se encontraron con un vacío institucional. El desaire pareció una ducha fría para un evento que reunió a más de 500 líderes empresariales en representación de 46 cámaras nacionales y 14 regionales.

El mensaje implícito del gobierno fue claro: las prioridades están en otra parte. No sólo se perdió una valiosa oportunidad para fortalecer el diálogo con los sectores productivos, sino que se envió una preocupante señal de distanciamiento en un momento crítico para la economía nacional. Los industriales aportan el 85% de la inversión total del país, mientras que el sector público representa sólo el 15%. En un contexto en el que el país enfrenta la posibilidad de una recesión económica en 2025, el apoyo del gobierno a quienes crean empleos e impulsan el crecimiento es más crucial que nunca.

Rápidamente comenzaron a circular explicaciones no oficiales, pero cualquiera que fuera el motivo, la ausencia del gobierno dejó un sabor amargo entre los asistentes.

Este desaire tiene implicaciones inmediatas y plantea interrogantes sobre la relación futura entre el gobierno de Claudia Sheinbaum y el sector privado. Si bien el expresidente Andrés Manuel López Obrador tuvo desacuerdos con líderes empresariales, nunca antes se había visto una muestra tan abierta de indiferencia. Los industriales mexicanos, principales responsables de la inversión en infraestructura, innovación y creación de empleo, esperaban un enfoque que generara confianza en este nuevo ciclo político. En cambio, recibieron un mensaje de indiferencia que podría afectar el clima de inversión del país.

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El protocolo diplomático básico habría requerido que al menos un secretario del gabinete estuviera presente para representar al nuevo gobierno en este evento crítico. Sin embargo, esa diplomacia tiene que materializarse. Ante esto, surgen dudas sobre si el gobierno de Sheinbaum está más proclive a interactuar con grandes conglomerados corporativos o si se está distanciando de quienes durante mucho tiempo han sido el motor económico del país.

La desconexión en Monterrey es una señal preocupante. En un momento en que la economía global enfrenta desafíos sin precedentes y México tiene la oportunidad de capitalizar el nearshoring, el diálogo entre el gobierno y el sector privado es más importante que nunca. Ignorar a los industriales no sólo es un error estratégico sino que también siembra incertidumbre sobre el rumbo económico del país en los próximos años.

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