En un restaurante de Westerly, las olas rompieron las puertas de entrada durante la tormenta del lunes, arremolinándose en el negocio y alcanzando altura suficiente como para tirar botellas de licor de los estantes.

En un taller de reparación de automóviles de West Warwick, las aguas de la inundación del río Pawtuxet subieron tanto que el propietario del negocio tuvo que remar en un kayak para evaluar los daños y tratar de salvar parte del equipo.

Más adelante, en Warwick, esas mismas inundaciones entraron en una well-liked cervecería y cerraron sus puertas durante una época del año de gran actividad.

En todo el estado, historias como estas están surgiendo de pequeñas empresas gravemente afectadas por la tormenta sin nombre que azotó el estado el domingo por la noche y el lunes, causando cortes de energía, inundaciones y daños por viento y provocando una Declaración de Desastre. Así han sido la tormenta y sus consecuencias para tres empresas de Rhode Island.

Un contenedor de basura en las afueras de Apponaug Brewing Co. el viernes por la mañana mientras limpian los daños causados ​​por las inundaciones.

Las olas rompían sobre el alero, ola tras ola golpeando la entrada del Windjammer Surf Bar en Misquamicut hasta que a la 1:42 pm la ola más grande atravesó las puertas.

Amy Trefes estaba dentro del bar con su esposo y otros cinco miembros del own cuando la ola arrasó el negocio, que pertenece a la familia de su esposo desde 1921. La ola fue como un maremoto, dijo, y se estrelló contra el restaurante a pesar de los sacos de arena y las ventanas y puertas tapiadas. Arrastró a dos miembros del own y empujó la barra de su lugar.

Fue entonces cuando cortaron la luz.

«Honestamente, tenemos mucha suerte de que nadie haya muerto», dijo Trefes. «Si alguien hubiera estado detrás de esa barra cuando se movió, el equipo lo habría aplastado literalmente cuando volvió hacia él».

Desde los primeros pronósticos de la tormenta que mostraban olas de 15 pies, Trefes supo que su negocio «iba a sufrir daños». Ella y su marido, que se casaron en la cubierta del Windjammer, han tenido un negocio frente al mar durante suficiente tiempo como para saber que a veces el océano se lleva. En ese pronóstico de olas de 15 pies, le recordó a la supertormenta Sandy.

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