El mercado laboral en los Estados Unidos se encuentra históricamente muy ajustado con muchos empleadores compitiendo por una oferta limitada de trabajadores. Esto está subiendo los salarios, a pesar de las incertidumbres económicas para el próximo año. Estas subidas del salario no son una mala noticia como tal. Sin embargo, se convierte en una presión inflacionaria al no ir mano a mano con el crecimiento de la economía. Eso, por ende, complica bastante la lucha contra la inflación. O sea, la demanda se mantiene todavía muy fuerte. Y eso añade un poco más de peso a la labor de la Reserva Federal de los Estados Unidos.
La economía estadounidense agregó 263.000 puestos de trabajo en noviembre. Según el último reporte, el crecimiento del mercado laboral se ha desacelerado un poco durante el segundo semestre del año. Sin embargo, todavía excede el ritmo pre-pandémico. Ese sobrecalentamiento sigue siendo una piedra en el zapato. El sector servicios, en specific, está muy ajustado. El asunto va así. La inflación salarial agrega demanda. Y esa demanda ejerce presión inflacionaria. Lo que significa que se hace una necesidad retirar más liquidez del sistema para bajar la demanda. Y, de este modo, intentar bajar la inflación.
Todo parece indicar que la Reserva Federal no tendrá más opción que subir en un .5% las tasas en su próxima reunión. Y cada día aumenta más la probabilidad de que se vean en la obligación de subir por encima del 5% en la primera mitad del 2023. De pronto, ya los incrementos de .75% quedaron en el pasado. Pero eso no implica que esta guerra haya terminado. Todavía no hemos visto mucho del dolor que debemos sentir para poder bajar la inflación al objetivo planteado. Estamos en la etapa temprana de un camino que promete ser largo, doloroso y accidentado.
¿Por qué el mercado se preocupa tanto por anticipar las acciones de la Reserva Federal? Bueno, porque la política monetaria es fundamental a la hora de realizar valoraciones. Lo “barato” o lo “caro” de un activo depende en gran medida de la política monetaria. El inversor siempre compra con una expectativa. La thought básica es comprar “barato” hoy para vender “caro” mañana. Lo que requiere un estudio comparativo entre el presente y el futuro de tres variables. Me refiero a la oferta, la demanda y el dinero. ¿Qué es el precio? Un número que surge de la oferta, la demanda y el dinero.
Bien sabemos que las inyecciones de liquidez suben la demanda. Y la demanda genera alzas en los mercados. Por otro lado, el retiro de liquidez baja la demanda. Y eso genera bajas en los mercados. En este caso, la Reserva Federal es un agente de cambio para los mercados de capitales. Pero he ahí su gran relevancia a la hora de realizar pronósticos. Anticipar la política monetaria de mañana en relación a la política de hoy nos ayuda a cotizar un activo.
Si la meta del inversor es comprar “barato” hoy para vender “caro” mañana, lo más sensato, a la hora de realizar un pronóstico, es hacer proyecciones de la demanda de mañana en relación a la demanda de hoy. Y, en este proceso, podemos tomar las decisiones. ¿Se compra? ¿Se vende? ¿Se espera?
El inversor ingenuo, con frecuencia, cae en el mistake de pensar en toda caída del precio como un descuento. Y eso ocurre, porque se piensa más en el pasado que en el futuro. Se asume que un activo está “barato” por el easy hecho de que su precio ha bajado bastante. Mistake. Una oportunidad de compra no surge automáticamente después de una caída. Porque esa caída puede ser la primera de muchas por venir. Entonces, comprar esa caída se puede convertir en una compra “cara” y prematura. Muchas de las personas que compraron BTC este año, por ejemplo, cometieron este error. La oportunidad de compra surge al comienzo de una recuperación. ¿Y cómo identificamos una recuperación? Anticipando la demanda.
Toda compra debe hacerse con la expectativa de un incremento en la futura demanda. ¿De dónde saldrán los compradores? ¿De dónde saldrá la liquidez? Sin esa señal, comprar la caída es dar un salto al abismo.
Muchas personas de fe deciden comprar sin mayores reflexiones. Compran motivados por un optimismo empedernido que los sigue contra viento y marea. No hacen pronósticos antes de comprar. ¿Para qué? El pronóstico siempre es alcista. ¡Bitcoin va a subir! Sí o sí. Así de sencillo. Como una fuerza imparable de la naturaleza. Si el precio cae, no importa. “El precio no importa”. Lo importante es la libertad. Si se registran pérdidas (realizadas o no), tampoco importa. “Están pensando en el largo plazo”. Aquí estamos hablamos de una actitud muy común entre los compradores idiosincráticos. Pero, en este caso, Bitcoin es más una identidad o un movimiento pseudo político que un instrumento de inversión. Lo subjetivo y lo emotivo predomina mucho más que lo financiero.
Claro que las pérdidas no realizadas también son pérdidas. En primer lugar, nos recuerdan que pagamos mucho por un activo que hoy se cotiza a un mejor precio. En segundo lugar, el tiempo es oro. Comprar inoportunamente significa que debemos esperar más por la recuperación. Y, en la espera, estamos perdiendo oportunidades. En otras palabras, “inversión a largo plazo” no significa licencia para comprar de manera insensata.
Ahora bien, hablemos del futuro. Escojamos el primer semestre del próximo año. ¿Habrá más demanda que hoy? Estudiamos los costos del crédito, las compras de la Reserva, la liquidez, el dólar, la productividad, los ingresos, los patrones de consumo, la geopolítica, el sentimiento y la demográfica. ¿Cuáles son las expectativas? ¿Cuáles son las proyecciones?
En lo que respecta a los próximos meses, no se visualiza un giro en política monetaria por parte de la Reserva Federal. Al parecer, ese giro tan anhelado todavía está muy lejos. En su última entrevista, Jerome Powell, director de la Reserva Federal, mantuvo un tono de endurecimiento. Y, seguramente, en la próxima reunión, será una repetición de lo mismo. Todo depende de la información. Cierto. Pero, por ahora, se podría suponer que tendremos un incremento de .5%, considerando el último reporte laboral. No es un .75%. Entonces, de cierta forma, sí hay algo de suavidad. Sin embargo, un .5% no es poca cosa. El objetivo de 2% de inflación al año aún está muy lejano. Y, para el próximo año, sí sentiremos más el impacto de las medidas de endurecimiento.
Muchos en este espacio, ya están declarando un piso y anunciando el comienzo del ciclo alcista. Y esto se hace después de trazar líneas en una gráfica. Así nomás, recordando glorias pasadas, sin tomar en cuenta el nuevo contexto. En lo particular, pienso que se están contando los pollitos antes de nacer. ¿Y la demanda? ¿De dónde saldrán los compradores? ¿Y la liquidez? Preguntas para la reflexión.
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