Iniciar un negocio a menudo se considera un salto audaz hacia lo desconocido. Para Marie Chevrier Schwartz, fundadora de Sampler, que alguna vez estuvo operativa, también fue un trabajo de amor y un testimonio de su visión de conectar las marcas con los consumidores a través del poder del muestreo.

Schwartz compartió con valentía su historia de fracaso empresarial en una entrevista con Doug Soltys, editor en jefe de BetaKit, en el escenario de SaaS North frente a cientos de fundadores. La realidad es que una gran proporción de empresas fracasan, y muchos de los fundadores que presenciaron la historia de Schwartz pueden tener la desgracia de seguir el mismo camino.

Schwartz ha decidido compartir su historia, no como una historia de derrota, sino para dejarles saber a otros cuyos negocios han fracasado que hay esperanza. Sus sinceras reflexiones son un recordatorio de que el fracaso, aunque doloroso, puede ser un maestro poderoso.

La historia de Sampler

Sampler nació de una idea simple pero revolucionaria: ayudar a las marcas a entregar muestras a los consumidores adecuados a través de una plataforma digital. Atrás quedaron los días en los que se repartían productos al azar en las esquinas o se metían en buzones de correo sin contexto. Con Sampler, las marcas podrían dirigirse a grupos demográficos específicos y realizar un seguimiento de la eficacia de sus campañas.

El concepto despegó rápidamente. Los inversores vieron el potencial y las asociaciones con importantes empresas de bienes de consumo validaron el modelo de negocio. El equipo creció y muchos celebraron a Sampler como un punto de inflexión en la industria del marketing.

En su apogeo, Sampler fue un negocio próspero. Parecía tenerlo todo: una base de usuarios en crecimiento, inversores entusiastas y asociaciones con marcas de primer nivel. Pero a pesar de su prometedora trayectoria, Sampler finalmente fracasó.

A medida que el negocio crecía, también crecían los desafíos. El rápido escalamiento puso a prueba los recursos y el equipo de Sampler. Las ineficiencias operativas comenzaron a aparecer, los problemas en la cadena de suministro resultaron desastrosos y la empresa tuvo dificultades para mantener la rentabilidad.

El punto de inflexión se produjo durante una recesión económica cuando los clientes de Sampler estaban reduciendo sus gastos y los ingresos se desplomaron. Los intentos de dar un giro llegaron demasiado tarde y la empresa no pudo recuperarse.

Schwartz tuvo que tomar la difícil decisión de cerrar las operaciones. “Fue una de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida. Sentí que había decepcionado a todos: a mi equipo, a mis inversores y a mí misma”, afirma.

Lecciones de fracaso

El viaje de Schwartz con Sampler le ha brindado una gran cantidad de conocimientos que espera puedan ayudar a otros emprendedores a evitar obstáculos similares, y comparte estos conocimientos con usted:

1. No estás solo

En el mundo empresarial, es importante recordar que no está solo. Muchas empresas, incluso aquellas con grandes ideas y buenos comienzos, enfrentan desafíos que las llevan al fracaso. De hecho, el fracaso es una parte común del viaje; Hay más empresas que fracasan que las que tienen éxito.

Esto no disminuye sus esfuerzos ni su visión, ya que es un reflejo de los riesgos que conlleva construir algo nuevo. Lo que importa es cómo te levantas después de la caída, aprendes de la experiencia y decides seguir adelante. Eres parte de una comunidad de emprendedores que entienden esta lucha y el apoyo siempre está a tu alcance.

2. Tu negocio no es tu identidad

Es fácil que su empresa se sienta como una extensión de su identidad. Después de todo, has invertido tu tiempo, energía y corazón en construirlo, por lo que cuando las cosas no funcionan, puedes sentir como si hubieras perdido una parte de ti mismo. La sensación de fracaso puede ser profundamente personal y hacer que usted cuestione su valor o sus habilidades.

Es importante recordar que si bien tu negocio es algo que tú creaste, no eres tú.. Tu valor, creatividad y resiliencia existen más allá de cualquier emprendimiento, y esta experiencia es solo un capítulo de tu historia; no todo el libro.

3. Comparte las noticias a tu manera

Cuando la gente se acercó, ella se sintió demasiado emocionada para contar la historia una y otra vez. En cambio, se apoyó en su red y decidió compartir su experiencia abiertamente en las redes sociales. Su cruda honestidad resonó profundamente en los demás, provocando conversaciones significativas y un gran apoyo.

Lo que no esperaba era que su vulnerabilidad le abriera puertas a nuevas oportunidades, desde colaboraciones hasta roles de tutoría. Al compartir su viaje de manera auténtica, no solo encontró la curación sino que también allanó el camino para su próximo capítulo.

Avanzando

Hoy, Schwartz ha encontrado un nuevo propósito al ayudar a otros fundadores a navegar por los altibajos del espíritu empresarial. Habla con franqueza sobre su experiencia y anima a otros a aceptar el fracaso como parte del viaje. «El fracaso no significa el fin», dice. «Es un capítulo, no la historia completa».

La conclusión es que la historia de Sampler de Schwartz es un testimonio de la resiliencia del espíritu humano. Aunque el negocio haya fracasado, se han aprendido las lecciones y las vidas tocadas perduran. Para los fundadores que enfrentan sus propios desafíos, su mensaje es claro: no están solos y tienen la fuerza para levantarse de nuevo.

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