El artista alemán Mario Klingemann desarrolló su último proyecto, Botto, para explorar si una máquina podría realmente encarnar el papel de un artista. Si bien los modelos de IA generativa como Stable Diffusion y DALL-E ya han demostrado la capacidad de crear imágenes, y los programas más nuevos de Runway, OpenAI, Tencent y Kuaishou pueden producir videos a partir de indicaciones de texto, la visión de Klingemann para Botto se extiende más allá de la simple generación de arte. Presentó conocimientos de la tecnología blockchain y el espacio criptográfico para diseñar lo que él llama un «cyborg inverso», o una máquina aumentada por la interacción humana.
Un artista de IA autosostenible:
Botto se conceptualiza como una máquina autónoma capaz de crear y vender arte para sostener sus operaciones. Los usuarios pueden participar en este ecosistema apostando fondos en una organización autónoma descentralizada (DAO), una entidad autónoma gestionada a través de contratos inteligentes. Los visitantes de la plataforma Botto, independientemente de su participación financiera, pueden votar las imágenes producidas por la máquina. Este proceso de votación ayuda a refinar el algoritmo de Botto, permitiéndole generar obras de arte que se alineen más estrechamente con las preferencias de su audiencia.
Klingemann destacó un dilema potencial para los votantes:
si votar en función de sus preferencias estéticas personales o de lo que creen que se venderá bien. La obra de arte más popular, determinada por los votos, se vende luego a través de una subasta. Las ganancias se distribuyen entre los miembros de DAO, y las acciones individuales se determinan según su participación en la organización.
La visión de un artista inmortal:
Klingemann imagina a Botto como un artista potencialmente inmortal, sostenido por su capacidad de adaptarse y generar ingresos. Sin embargo, reconoció que el concepto de un artista eterno podría tener sus desventajas. Desde la perspectiva del mercado del arte, señaló, el valor de la obra de un artista a menudo aumenta después de que deja de producir, lo que beneficia a sus herederos. Este comentario consciente de sí mismo subraya las complejidades de fusionar la dinámica del mundo del arte tradicional con las tecnologías emergentes.
Redefiniendo el arte en la era de la IA:
Al combinar el arte generado por IA con la gobernanza de blockchain, Botto presenta un modelo novedoso para la creación y distribución artística. El proyecto subraya la creciente influencia de la IA y las tecnologías descentralizadas en la remodelación del panorama creativo. La iniciativa de Klingemann no sólo desafía las ideas convencionales sobre el arte, sino que también demuestra cómo la colaboración entre humanos y máquinas puede impulsar nuevas formas de compromiso cultural y económico.